Quizás sientas que este versículo no tiene que ver contigo, que no habla de ti, pero la realidad es que sí; habla de mí, de ti y aun de aquella persona más piadosa o santa que puedas pensar, del líder religioso, del filántropo más generoso que se te ocurra y aun de los discípulos y apóstoles que puedes encontrar en la Biblia, la verdad es que el diagnóstico de todo ser humano, es el ADN de la naturaleza humana: pecador e inclinado de continuo al mal.
No tengo la intención de ofender a nadie, y si te sientes incómodo con esto, sólo quiero aclararte que no es una cuestión de menosprecio ni de juzgar la vida de nadie, sino de revelar cómo es la naturaleza del hombre. Si miras a tu alrededor verás que el egoísmo y la avaricia está en todos nosotros, la envidia y la mentira son parte de nuestro comportamiento diario; por eso Dios no se equivoca al mostrar cómo es nuestro corazón. Lo bueno es que Dios no sólo te dice qué hiciste mal, sino también que tiene una solución para tu pecado, te ofrece limpiarte con la sangre de su Hijo Jesús, Él murió para darte salvación y perdón, lo único que debemos hacer es acercarnos cada día y estar a cuentas con Él, intenta tomando un café.
¿Te crees suficientemente bueno?
¿Reconoces que en tu corazón hay maldad aun cuando no sepas por qué?
¿Ya te acercaste a Dios pidiendo perdón?