Siguiendo el hilo de lo que Dios quiere dejarnos bien en claro, es que algunas aflicciones y molestias no vienen por casualidad en la vida, no brotan del suelo ni son vibraciones cósmicas, son consecuencias de nuestros pecados. No todo lo difícil es consecuencia de pecado, pero muchas aflicciones son por nuestras malas decisiones. El punto no es buscar culpables sino que entendamos que nuestras decisiones traen resultados.
Por otro lado las buenas decisiones y actitudes traen buenos resultados, la confianza y dependencia en Dios te hacen crecer, te forman, te dan esperanza y razón de vivir. El Señor Jesús dijo: “El buen árbol da buenos frutos.” No es casualidad, es el resultado de tu consagración y deseo de vivir para Dios, de tu andar diario en su presencia, de tus encuentros frecuentes, del tiempo que tomas para conversar con Él, si aún no lo haces comienzo hoy, comienza con un café.
¿Cuál es el resultado de tu vida?
¿Culpas al cosmos de tus problemas?
¿Inviertes en lo bueno para Dios?