¿Conoces a Santiago Lange? Es regatista, ingeniero naval y un hombre espectacular.

Luego de separarse de su mujer, entró en una crisis personal importante. Vivió 4 años en un barco prestado por un amigo, mientras su situación económica empeoraba. Como si esto fuera poco, en el año 2015, los médicos le diagnosticaron cáncer de pulmón. Extensos tratamientos y cirugías salvaron su vida, pero no uno de sus pulmones.

Tuvo que aprender a vivir con un pulmón menos y dosificar sus esfuerzos. Sin embargo, su pasión por el deporte y sus ganas de seguir luchando lo llevaron a persistir con su entrenamiento y su deseo de ganar una medalla de oro en los juegos olímpicos. Así fue que, al año siguiente de su operación, Lange llegó a su máximo éxito deportivo logrando la medalla de oro en los juegos olímpicos de Rio. No sólo ganó en la regata sino en la vida.

Hay etapas en nuestras vidas donde parece que todo nos sale mal. Malas noticias, proyectos que se frustran uno tras otro. Puertas que cierran y cielos que NO se abren. Clamamos, oramos, intentamos por un lado y por el otro; pero a modo de laberinto, no podemos ver la salida. Entonces nos preguntamos ¿Por qué? ¿Qué hay de bueno en tanto malo? No podemos ver a Dios en medio de esta oscuridad y hasta nos convencemos de que Él está ausente.

Es justamente a estos puntos de inflexión donde Dios quiere que lleguemos. Allí, donde nuestros recursos se agotan y nos queda solamente depender de Su Poder. Allí, donde aspectos de nuestro carácter nos enfrentan con lo que realmente somos en la intimidad.

Allí, donde surge por su Espíritu una propulsión extra que no sabíamos que la teníamos y orientamos nuevamente con fuerza las velas de nuestro destino, como una regata, llegando a una orilla que veíamos inalcanzable y al oro, madurando nuestras vidas.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

A veces Dios no cambia las circunstancias porque está usando las circunstancias para cambiarte a ti.