Seguramente las conoces. Están en todos lados. Son esa clase de personas que siempre ven lo malo en los demás, y si no lo ven se lo inventan. Parece que tienen cierto parásito asesino en las vísceras de su corazón que se alimenta al encontrar y mencionar defectos ajenos. Por otro lado tienen cierta habilidad para descubrir a sus prójimos en el preciso momento de sus errores. Yo no sé cómo hacen, parecen tener cierto radar que los “inocentes” no tenemos.

Entonces se les ilumina el rostro. Salen corriendo a dar las “Malas nuevas” de lo que vieron, como si ellos nunca hubieren hecho nada malo. No es que tengan la vista demasiado aguda, lo que en verdad tienen es el corazón demasiado enfermo. Viven envenenados. Yo creo que duermen enroscados, como las culebras. Es que consideran todo momento oportuno para escupir su veneno, para clavar sus colmillos, para lanzar sus mortíferos comentarios.

Cuando el consejo de Dios es todo lo contrario. Palabras dulces, optimistas, sazonadas con sal, a fin de dar… ¿qué?… GRACIA. Es lo que menos tienen, gracia. En lugar de administrar la Gracia de Dios que se les ha concedido, administran la ley. Son legalistas y formalistas. Señalan con un dedo a todos ignorando que, al hacerlo, siempre hay tres dedos que les señalan a ellos. ¡Y no intentes hacerlos cambiar de opinión o echarles en cara su mal hábito!, pues también te borrarán de su lista. Lista que cada vez se hace más y más corta. Así quedan paulatinamente solos. Es que nadie quiere compartir la vida con alguien así.

Nuestro mundo necesita estimuladores. Personas que pinten y decoren la vida con colores, muchos colores, menos el negro. En resumen, yo creo que son expertos en maximizar faltas ajenas porque de esa manera minimizan las propias. No le veo otra explicación. Necesitan siempre denunciar las fallas de los demás para disimular las de ellos. ¡Pobres infelices! Viven amargados y amargando. Son asesinos de la gracia. Evítalos. (No sea cosa que se te contagie el parásito)

Pensamiento del día:

Aquel que tiene su corazón sucio, todo lo ve sucio.