Una interesante manera de descifrar la edad de un árbol es contando los anillos concéntricos que quedan al descubierto luego de un corte transversal del tronco. Al ser talados dejan ver, claramente en su interior, los anillos de crecimiento. Cada anillo significa un ciclo de crecimiento, o sea un año. No son todos iguales.

Los hay claros y anchos, denotando una temporada de abundantes lluvias y gran crecimiento. Otros son delgados y tan unidos al siguiente que sólo se pueden ver bajo microscopio. Ese año tal vez hubo sequía y el árbol se limitó a conservar sus fuerzas, deteniendo su crecimiento. Quizás puedas encontrar anillos de color carbón, muy oscuros, la historia de ese árbol dice entonces que soportó algún incendio. Un corte transversal en varios de sus anillos nos dice que algún trabajador cansado del camino, clavó allí su machete para descansar implicándole una herida al tronco.

Nuestra vida se parece mucho a esto, ¿verdad? Períodos de abundancia y de escasez, heridas, tragedias… La Biblia dice: “Aquel que está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2° Corintios 5:17) Sólo con una experiencia renovadora en Jesús, tu historia puede comenzar otra vez. Sin parches, sin enmiendas, una nueva vida, un nuevo comienzo, una nueva historia.

No importa tu pasado. Si tu presente es “en Cristo” tu futuro está asegurado por sus promesas. Esto no significa que no habrá sequías, dice el profeta Isaías 58:11 “El Señor te guiará permanentemente, dará satisfacción a tus necesidades cuando estés en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como un jardín, como manantial de agua que nunca se seca”. Recuerda que si recibes el agua viva, experimentarás la nueva vida. Encuéntrate con Jesús y comienza tu nueva historia.

 

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Si tu presente es “en Cristo” tu futuro está asegurado por sus promesas.