Dios nos provee abundante ejemplo en la Biblia sobre personajes que cuando tenían que hablar no hablaron, entonces Dios levantó a otros que acabaron avergonzando a los que permanecían en silencio. La reina Esther es un caso típico de esto. De nacionalidad judía, esta mujer aparece en escena como esclava bajo el imperio Asirio y posteriormente hecha reina por edicto real. Sí, la vida le sonrió. Pero parece que su “buen pasar” le estaba haciendo olvidar sus raíces y sus comienzos. (Cosa no recomendable). Su pueblo biológico estaba bajo amenaza de exterminio aunque dentro del palacio se vivía una atmósfera de lujo y seguridad. Fuera de las paredes reales, su tío, Mardoqueo, hacía lo imposible por modificar semejante realidad sin resultados aparentes. Fue entonces que le pidió a Esther que interceda por el pueblo hebreo ante su esposo, el rey. Al comienzo vaciló, temiendo por su propia vida, pero las palabras de Mardoqueo le hicieron reflexionar: “Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino!»

Injusticias similares a estas nos rodean. Edictos, leyes y nuevas normas de ética y moral nos bombardean cada vez con su relativismo. ¿Qué hacer? ¿Callar? ¿Mirar para otro lado? ¿Decir no es mi problema, que vean ellos cómo se las arreglan, bastante tengo yo con lo mío?…  Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, dice la Biblia. Además, tenemos un mensaje de verdad que no puede ni debe quedar oculto. Hace más de dos mil años un sepulcro vacío anunciaba la gloria de que el primer hombre volvió de la muerte porque esta no le pudo retener, (y no fue cualquier  muerte). ¿Podrían haberse quedado callados sus discípulos, ante semejante demostración de deidad envasada en un cuerpo humano?, obvio que no. Nunca se callaron, no podían detenerlos, ellos sabían que tenían la verdad. Si tú la tienes no te calles. Si no la tienes búscala. Será esa verdad la que te hará experimentar la verdadera libertad de vida.

Pensamiento del día:

Quien oculta la verdad promueve la mentira.