“Puesto que hay estímulo en Cristo, puesto que hay consuelo de amor, ya que hay comunión del Espíritu, afecto entrañable y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir.” Filipenses 2:1-2

Tal vez una de las preguntas teológicas más comunes y a la vez, menos entendidas sea la que plantea el porque de la presencia del pecado y sus nefastas consecuencias entre nosotros.

¿Cómo pudo, un Dios de amor y soberanamente omnipotente, permitir semejante caos?… No pretendo exponer una solución totalmente convincente al respecto, pero de una cosa estoy seguro, vivimos rodeados de insatisfacción, odio, descontento y envidias.

Todas y cada una de ellas, manifestaciones de una naturaleza dañada y de una raza caída. Pero, al mismo tiempo, en medio de esas situaciones lacerantes, podemos experimentar el consuelo, la paz y el amor de un Dios condescendiente.

Un amor mucho más allá de palabras, un amor de hechos. Hechos que no hubiesen sido necesarios si viviéramos en una sociedad perfecta, gobernada por la justicia, la paz y la misericordia hacia los más necesitados.

Entonces, en un aspecto, Dios permitió este contexto de oscuridad para que resplandezca su amor. Él no disfruta al ver el pecado infectando cada rincón de su creación, pero nosotros sí disfrutamos de Él cada vez que nos sale al encuentro para consolarnos, animarnos, perdonarnos, acompañarnos en nuestras soledades y sanarnos las heridas, ¿verdad?

A esto le debemos sumar otra realidad tan nefasta como la ya mencionada, además del caos exterior somos espectadores de nuestro caos interior, lo que el mismo Dios llama Naturaleza carnal o natural tendencia a pecar. Sí, el ser humano no solo es pecador porque peca, también peca porque es pecador, que es diferente.

Un día, tal vez no muy lejano, Dios instaurará su Reino de mil años. Allí sí reinará la paz, la justicia y el amor. Igual habrá rebelión y guerra final, según describe el profeta Ezequiel, porque el pensamiento del hombre es de continuo al mal. ¿Conclusión teológica?

Acepta su amor incondicional, espera Su Reino terrenal, y mientras llegue, disfruta de su presencia regeneradora en tu interior. Un nuevo comienzo es la única solución radical para este viejo problema, todo lo otro es puro maquillaje.

Pensamiento del día:

Dios permitió este contexto de oscuridad para que resplandezca su amor.