¿Por qué nos enojamos?

Cada uno de nosotros se enoja por cuestiones diferentes. Algunos explotan en ira cuando su equipo de fútbol pierde.

Otros cuando las cosas en el trabajo se complican o cuando una cita se frustra o si llueve o si hace calor. Pequeñas situaciones intrascendentes para unos pueden ser enormes gigantes para otros.

Al final de todo, los sentimientos sean los que fueren, “Son nuestros sentimientos” y no hay una medida que regule lo que nuestro corazón nos dispara. Pero en términos generales el enojo se activa cuando “Desde nuestro marco de referencia” algo se detona. Nos dice que está mal, que no es lo que queremos ni lo que esperábamos. No se cumple nuestra expectativa y entonces “Amenaza” eso bueno y seguro que tenemos o que esperábamos tener.

Nuestra agresividad innata y construida se activa en respuesta a esta frustración o amenaza. Todos nos enojamos; pero no todos nos enojamos del mismo modo o por las mismas cosas. Ya sea visible o no, el enojo se hace presente.

Golpes, gritos y agresiones de todo tipo, por un lado; pero tristeza, obstinación, crítica negativismo o desánimo por el otro. De una forma o de otra, el enojo como modo constante de respuesta a la frustración, nos invita a reflexionar y trabajar en ello.

Es inevitable enojarnos. Negarlo o disimularlo solo oculta la verdad de lo que sentimos. Pero darle rienda suelta lastima relaciones, destruye y genera más violencia que soluciones. Debemos ampliar nuestras estrategias para abordar las situaciones de enojo.

Por ejemplo: Mejorar la comunicación, saber esperar el tiempo oportuno para responder, aceptar que ciertas cosas no cambian y que exigirán que cambiemos nosotros. Cuando estamos enojados tendemos a exagerar y dramatizar las cosas más de lo que son, perdemos la objetividad.

Por eso, es necesaria cierta distancia para ver con mayor claridad y dar respuesta luego. Nada de esto es fácil, pero es lo que Dios en su Palabra nos aconseja.

Aprender a poner tus emociones bajo control. No dejar que el enojo te defina ni te domine, sino que tú seas quien tiene las riendas sostenido en la obediencia a Cristo.

Pensamiento del día:

La risa nos hace un poco más razonables que el enojo.