Estoy realizando un vuelo de rutina dentro del Ecuador.

No muy largo, apenas una hora. El paisaje es de ensueños.

Un sol radiante, nubes de algodón de un blanco inmaculado y a lo lejos, muy a la distancia, los nevados picos de nevados de más de 4.000 metros de altura que traspasan las nubes y se dejan ver majestuosos. Pero el cielo que dejé atrás al despegar del aeropuerto hace algunos minutos era muy diferente.

Nubes grises y amenazantes ocultaban el sol haciendo descender la temperatura varios grados y dejando como legado una fría tarde de lluvia. ¿Las montañas?… También ocultas. Todo era gris, todo estaba triste.

Pero, ¿acaso no era el mismo día?… Sí, pero yo lo veía desde arriba, muy arriba, y ellos lo estaban viendo desde abajo.

Para los que estaban con sus pies sobre la tierra era imposible ver el sol. ¡Estaba allí! Tan brillante como siempre. Pero… Esas nubes… También continuaban en su sitio las montañas, tan majestuosas como yo las podía ver, pero… Esas nubes… ¿Lo ves? Es cuestión de óptica, es cuestión de elevarse por sobre el nivel de la mediocridad, de lo terrenal, de lo que todos hacen y de lo que todos ven.

Es en este contexto que la Biblia declara: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de esta tierra.” Mientras continúes arrastrándote en las cosas de la tierra, nunca lograrás captar la perspectiva correcta de lo que eres, lo que tienes, tu deber y tu destino.

¿Cómo? Un ratito con Dios cada día. Así de fácil, así de simple. Una RELACIÓN no mecánica sino dinámica, viva, fresca y personal.

Al impregnarte del aroma del cielo, podrás atravesar los embates de tu vida con oxígeno del cielo, con los pulmones de tu alma oxigenados, más no intoxicados. Sé que es imposible abstraerse de los problemas cotidianos y mucho más de los contratiempos no deseados. También me sucede lo mismo. Pero cuanto más miramos lo negro de las nubes más se complica todo.

Con los ojos de le fe que el Espíritu de Dios te ofrece serás capaz de mirar más allá, levantar vuelo y dejar abajo, muy abajo, lo de esta tierra.

Pensamiento del día:

Si caminas sobre lodo no significa que tengas que tener barro en la cabeza.