La necesidad de “plenitud” en la vida es lo que genera búsquedas diversas por parte de los seres humanos. Por algo los anuncios publicitarios nos invaden con sus seductoras ofertas de ¨Cosas para sentirnos plenos¨.

Se ofrecen productos para mejorar el estado físico, consejos para estar mejor con nosotros mismos, con los otros y con el mundo que nos rodea. Detrás de la plenitud se han creado filosofías y teorías, algunas verdaderas y otras equivocadas. ¡Y el ser humano sigue buscando y buscando cómo sentirse bien, cómo estar mejor! El término deriva del verbo «pleroõ» (llenar), significa «aquello que es o ha sido llenado», y también «aquello que llena algo o con lo que se llena algo». De ahí su significado de «plenitud» o «cumplimiento». Pero sentirte pleno no es un estado a lograr sino un proceso a sostener. Implica crecer en: Nuestro campo de batalla, la mente y los pensamientos. Cuidar nuestros cuerpos y ser responsables con nuestra salud. Profundizar la manera de relacionarnos con los demás, en términos de amor y verdad. Hacer sintonía con la naturaleza. Crear un sentido de cooperación y pertenencia social y sobre todas las cosas y la más importante: Tener una relación viva y significativa con Dios.

Hoy se confunde la plenitud con la egoísta postura de auto-realizarse y nada más. Quizá por eso, percibimos en algún modo, el creciente individualismo que separa en vez de unir. Las personas corren una carrera desenfrenada por alcanzar bienestar económico y físico sobre todas las cosas. Creen que, si logran eso, se sentirán plenos y realizados como hombres o como mujeres. Pero este mecanismo termina siendo un laberinto donde el ser humano poco a poco se va esfumando y consumiendo sin hallar lo que busca. Si solamente procuramos crecer en un área, en desmedro de alguna de las otras, la plenitud es una ilusión. Un encuentro con Dios, nuestro Creador, es la soga más importante para sostener el resto de la cuerda. Si centramos nuestras vidas en progresar en una relación significativa con Él y Su Verdad, eso impactará plenamente, llenando con sentido toda nuestra experiencia en cada etapa de la vida.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Ama, ríe, sueña, llora, lucha, resiste, grita, siente y crece… ¡Vive!