Dice un haragán:” El año tiene 365 días de 24 horas, de las cuales 12 están dedicadas a la noche y hacen un total de 182,5 días (a los fines del cálculo redondeamos a 183, para que no digan que somos vagos).

Por lo tanto, sólo quedan 183 días hábiles; menos 52 domingos, quedan 131 días; menos 52 sábados, quedan un total de 79 días de trabajo.

Pero hay cuatro horas diarias dedicadas a las comidas, que suman 60 días, lo que quiere decir que quedan 19 días dedicados al trabajo. No olvidemos que usted goza de 15 días de vacaciones anuales, entonces sólo le quedan cuatro días para trabajar; menos aproximadamente tres días de permiso que usted utiliza por estar enfermo o para asuntos personales-familiares, sólo le queda un día para trabajar.

El día restante es precisamente el «Día del Trabajo» que es festivo y por lo tanto no se trabaja. ¡Así que no nos tilden de haraganes!
Si bien es un chiste (o una excusa) muy bien pensada, la haraganería es un gran problema para quienes tienen que compartir la vida o el trabajo con quien la representa.

Haragán, vago, negligente u ocioso, son diferentes maneras de hablar de lo mismo. Su principal problema es que evita cualquier tipo de compromiso, responsabilidad, actividad y esfuerzo. Por eso, la Biblia nos invita a NO imitarlo. Lamentablemente hoy es común ver este modo de transitar la vida no solo en algunas personas adultas sino también en jóvenes y adolescente.

Abúlicos y apáticos, sin voluntad de perseguir sueños, metas o proyectos. Se desaniman antes de iniciar nada y pasan sus horas encerrados tras las pantallas o corriéndose de cualquier desafío que se les presente. Son varios los motivos que desencadenan tal actitud frente a la vida.

Y también actualmente, algunas filosofías promueven salirse del sistema, por medio de la inacción y la falta de compromisos como una seudo espiritualidad.

Dios advierte que en los “Campos del perezoso” vendrá pobreza y necesidad. Revisemos nuestros asuntos diarios y afrontemos cada responsabilidad con diligencia, entusiasmo y ánimo. Cuando sientas debilidad o temor, Jesús provee por su Espíritu la fuerza necesaria.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El lema del vago:” Lo intento, pero no lo hago”