Aquellos que aman la jardinería o que trabajan en el cultivo agrícola tienen un enemigo constante que no deben descuidar: Las llamadas “malezas”.

En sentido general son plantas indeseables, que crecen de manera invasiva donde hay otros cultivos impidiendo su normal desarrollo y expansión.

No solo restringen el espacio para su crecimiento, sino que también pueden quitarle luz y nutrientes. Suelen crecer de forma natural y con muchísimo vigor. Son fácilmente adaptables al medio y suelen restringir el crecimiento de los buenos cultivos.

Constituyen un verdadero riesgo natural. Afectan el potencial productivo de una zona cultivada y generan pérdidas económicas importantes. Un especialista en el tema, M. A Mortimer dice: Las malezas pueden considerarse todas aquellas plantas que provocan cambios desfavorables de la vegetación y que afectan el aspecto estético de las áreas de interés a preservar.

No hace falta imaginar mucho la analogía con nuestras vidas ¿No es así? De hecho, podemos sacar las mejores lecciones de la naturaleza como Jesús lo hacía en sus comparaciones.

Cuando nosotros consideramos trivial o sin importancia pequeños “Permisos” nocivos que nos damos en la vida, algo similar a la maleza empieza a expandirse rápido y casi imperceptible ¿Hay cosas en nuestros pensamientos, hábitos o emociones a los que no hemos prestado demasiada atención? Nos decimos a nosotros mismos: _ “Yo podré con esto o aquello, no me va a causar nada” _ y cuando menos lo imaginamos, ya forma parte de nuestro terreno, invade las buenas costumbres y contamina los buenos pensamientos.

Un trago más de alcohol, una mirada seductora, un encuentro clandestino o un film subido de tono y así ¡Tantas otras cosas que luego no podemos parar! Si no somos cuidadosos aun en los detalles, pronto vamos a tambalear en las cosas más importantes de nuestras vidas.

Dios quiere que entreguemos a Él cada área de nuestra experiencia y que nos alineemos con Su santidad. Todo lo que podemos crecer puede también sucumbir si le damos lugar a las “Malezas” y no atendemos los descuidos. Seamos diligentes y cuidadosos.

Vivamos en santidad y crezcamos en la Verdad.

Pensamiento del día:

“Había aprendido del campo una cosa: que la mejor tierra no se ve porque la cubre la maleza”
Juan Bosch.