Detiene un instante tu rutina y pregúntate en qué cosas pensaste desde que te levantaste.

Déjame adivinar: Las cuentas que están con fecha de vencimiento, los turnos médicos tuyos o de tu familia, las cosas que hay que reparar en la casa y los compromisos que asumiste para esta semana. ¿Me equivoco?

Seguramente habrá otra lista diferente, pero más o menos con algunas semejanzas. Pensar en el cielo no suele ser muy habitual en medio de tantas cosas que creemos importantes. Pero la Biblia nos dice: Pongan la mira en las cosas del cielo, no en las de la tierra.

Enfoca tus pensamientos en otra dirección y tu interés en lo celestial como la opción número 1 de tu lista, y quizá como la única opción. Jonathan Edwards dijo: “Sería bueno que pensáramos en esta vida solo como un viaje hacia el cielo…al cual deberíamos subordinar todas las otras preocupaciones de la vida ¿Por qué deberíamos poner nuestro corazón en otras cosas cuando nuestro destino final es el Cielo?…

Tal vez pienses que enfocarnos en el Cielo sea un modo evasivo de asumir las responsabilidades de la tierra. O que suene muy bien a los oídos mirar hacia arriba, pero tienes que resolver muchas cosas aquí abajo y nos las puedes descuidar.

Lo cierto es que estas palabras del apóstol Pablo no tienen dicha intención. Mirar al cielo, no excluye la Tierra.

Es una invitación a darle sentido a todo lo que hacemos en esta tierra concentrándonos en el Cielo. En el original, este texto dice: “Busquen el Cielo de manera tenaz, activa y diligente”. La Biblia nos anticipa aquello que nos espera y lo que Dios en su amor ha preparado para todos sus hijos e hijas.

Si bien no todo está revelado, sabemos que será perfecto y nuestra obra trascendente. Traduce tu experiencia aquí en un encuentro eterno allí con Dios.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Pero no olvides decidir encontrarte con Dios, primeramente, aquí en la Tierra.

“Pongan la mira en el Cielo y recibirán la tierra por añadidura. Pongan la mira en la Tierra y no recibirán a ninguno de los dos”. C.S. Lewis