Muros, torres y castillos parecen pintar los paisajes de una Europa medieval que aún sigue vigente en su arquitectura.

Recorrer ciudades antiguas, hace posible conocer los antiguos modos de prevenir el ataque del enemigo en tiempos de guerra. Las fortalezas y las alturas, operaban como perfectos satélites para enviar señales de alarma ante el peligro.

Los atalayas eran los encargados de subir al lugar más alto a fin de visualizar en la distancia el avance y hacer algún tipo de sonido identificado con el peligro. Un error en este puesto ponía en juego la vida de un pueblo y por supuesto, la propia vida

Nosotros somos puestos por Dios como Atalayas en nuestras familias, nuestras ciudades y nuestras amistades. Es nuestra responsabilidad ver, oír, estar atentos y advertir a los nuestros ante algún peligro que podamos visualizar.

Si conocemos la Verdad de la Palabra de Dios y sus preceptos, estamos equipados para defender nuestras fronteras de cualquier error que ataque contra ellas. “Tocar la trompeta” implica advertir, confrontar con la verdad, depender en oración por el cuidado y la dirección de Dios en cada decisión que tomamos y también corregir con amor. Ya sea en el rol de madres/padres, esposas/esposos, novias/novios, amigos o sea cual fuere nuestra posición en la vida, necesitamos ver desde lo alto.

Tener los sentidos espirituales ejercitados para discernir y diferenciar lo bueno, de lo malo y la verdad, de la mentira.

Esto anticipará a los nuestros del peligro. No dudemos a la hora de enfrentar a otros con la verdad. No seamos negligentes con aquellos pequeños deslices que se filtran pareciendo ser inofensivos.

Seamos determinantes con la defensa de las paredes espirituales de nuestra ciudad y salvaremos a otros de la muerte y nos salvaremos a nosotros mismos.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

“Más vale prevenir que curar”