La vida cotidiana nos enfrenta con etapas de logros, bendiciones y victorias, como así también con esos días no tan buenos y hasta a veces catastróficos.

Construyes futuros para ti y para tu familia, te esfuerzas por alcanzar ciertas metas, trabajas duro y con empuje; pero de repente algo se desmorona y sin que hayas podido anticiparlo, el caos se apodera de alguna situación o hasta quizá invade toda tu experiencia. Una mala noticia, un suceso inesperado te sumen en el lamento y la inestabilidad emocional y personal.

Algo similar le sucedió a este gran hombre de Dios en los tiempos antiguos de la historia de Israel. Nehemías era un judío siervo bajo el imperio persa.

Su condición: copero del rey y víctima de un largo cautiverio del cual él no había salido. Todo el capítulo 1 de Nehemías relata el impacto de una mala noticia en su vida. Te invito a leerlo para que comprendas toda la historia. Sin embargo, más allá de lamentarse y llorar, este hombre, ya mayor, activa un plan para reedificar la ciudad (Su ciudad) que había sido atacada y destruida.

Cuando los problemas nos apabullan es sano llorar, lamentarnos, registrar el dolor y la frustración que nos invade junto con ellos. Pero quedar estancados en el lamento, no produce cambios. Levantarnos y pensar otras “Salidas”, promueve la creatividad, el cambio y la restauración. Una persona de iniciativa y movimiento, construye.

Una persona que lamenta, se queja y critica, destruye lo poco que puede quedar en pie de una situación. Es notable seguir el relato de Nehemías, para descubrir cuál era el plan.

No dudó en comunicarlo al rey en detalles, consiguiendo el favor para llevarlo a cabo. ¿Sabes? Dios es nuestro Rey y Él puede otorgar los permisos que necesitemos, para ir hacia adelante, reconstruyendo cualquier ruina; que la historia haya dejado en ti.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Tres reglas básicas: En el caos está la sencillez, en el conflicto la armonía y en la dificultad la oportunidad. Albert Einstein