Poco involucramiento y poco compromiso parecen ser los modos, que hoy eligen algunas personas, para enfrentar sus relaciones.

Al estilo de touch and goo, comparten encuentros que luego los dejan presos del dolor y la soledad. Un fenómeno cada vez más frecuente es la resistencia a “Ser parte de algo”. Dichos como: “No te metas”, “No es problema mío” apartan a los unos de los otros, haciendo de los seres humanos islas en vez de continentes. A nuestra generación le cuesta mucho establecer relaciones comprometidas, fundadas en la interdependencia, la tolerancia y el amor. Lazos débiles, inestabilidad y distancia son un mal presagio de lo que está por venir.

Hay escenas de la vida cotidiana que nos piden a gritos: Participación. Desde lo más distante hasta lo más cercano, invitan a que seamos parte. Jesús nos dejó ejemplo de involucramiento y compromiso.

Si leemos el relato de Mateo 14:14-16 lo vemos allí rodeado de miles de personas cansadas y con hambre. En la misma escena, la tensión entre la indiferencia y la participación se hace evidente cuando sus discípulos dicen: “Despídelos” y Jesús dice:” Denles de comer”. Dos posturas muy diferentes ante una misma necesidad.

La comodidad, los prejuicios, el desgano, no conocer nuestros recursos o la indiferencia, nos hace seres humanos poco comprometidos, y distantes. Vivir quiere decir también tomar partido. Antonio Gramsci escribió: “La indiferencia es el peso muerto de la historia”, nunca tiene forma de cambio ni de proyecto. No te quedes afuera. Sé parte.

Pon todos tus recursos personales, espirituales y materiales en manos de Quien puede multiplicar lo poco y lo mucho. El sentido de comunidad nos corre del egoísmo, el individualismo y la comodidad. Repartir, compartir y comprometerse son eslabones indispensables donde lo humano y lo divino participan y dan un giro a la historia, cuando son promovidos. No te quedes afuera.

PENSAMIENTO DEL DÍA :

La indiferencia nunca tiene forma de protagonismo.