Muchos se han convertido a Cristo, pero pocos están siendo convertidos por Cristo.

Muchos dicen creer en Dios, pero pocos le creen a Dios o creen en lo que Él dice. Muchos le han invitado a Cristo a entrar en sus vidas, pero pocos le han cedido el trono de sus vidas. Muchos dicen leer sus Biblias todos los días, pero pocos disfrutan del privilegio de conversar con Dios cada día.

Hay muchos que se la pasan hablándoles a los demás de Dios, pero nunca le hablan a Dios de los demás. Hay muchos que dan de sus riquezas, pero pocos dan de su profunda pobreza. Hay muchos que ofrendan de sus bienes, pero hay pocos que se ofrendan ellos mismos a Dios. Hay muchos que cada domingo asisten al culto de adoración, pero muy pocos hacen de la adoración su estilo de vida.

Hay muchos que han recibido a Cristo, pero muy pocos viven recibiendo de Cristo. Muchos han nacido por el Espíritu, pero muy pocos han aprendido a caminar por ese mismo Espíritu.

Hay muchos que son llamados santos, pero pocos son hallados santos. Hay muchos que se sienten fuertes en Dios, pero pocos permiten ser fortalecidos por Dios. Muchos dicen que caminan con Dios todos los días, pero… ¿quién guía a quién? Muchos dicen tener a Dios a su lado siempre, pero pocos lo tienen dentro. Muchos “nadan” en las aguas del cristianismo, pero pocos han bebido de Cristo. Muchos tienen una cruz, pero pocos viven crucificados juntamente con Cristo.

Muchos pasan horas examinando la Biblia, pero muy pocos permiten que la Biblia los examine a ellos. Muchos tienen La Luz, pero muy pocos la dejan brillar.

Muchos dicen ser hijos de Dios, pero a muy pocos les interesa la familia del Padre. Muchos dicen estar en paz con el Creador, mientras viven en guerra con las criaturas. Muchos señalan el pecado ajeno, a la vez que justifican los suyos propios. Muchos recibirán este mensaje y pasarán de largo, pero pocos se arrodillarán a pedirle a Dios que los perdone.

Pensamiento del día:

¿Eres de los “muchos” o de los “pocos”?…