La Biblia, la Palabra de Dios, utiliza varias veces la figura del fuego asemejándolo con la adversidad. Así, una persona probada es aquella que pasa por el fuego de Dios y sale más purificado.

En verdad las adversidades de la vida pueden tener un efecto enriquecedor, y en descubrir esta lección está una de las verdades más caras de tu existencia en esta tierra.

Creo que hay dos tipos de personas: aquellas que quedan desgastadas después de atravesar momentos difíciles y aquellas que salen más enriquecidas, más purificadas.

Es que el mismo fuego que quema es el que purifica. Depende cuál sea tu óptica de la adversidad. Hay quienes se la pasan quejándose, diciéndole a Dios que tienen un gran problema, en vez de enfrentar a su problema y decirle que tienen un gran Dios. La prueba es un proceso, tiene su tiempo.

Por eso Santiago habla del tiempo de la prueba en su capítulo 1:12. Además, siempre está en control, nunca escapa de la soberanía de Dios. Él no se duerme mientras el oro hierve en el crisol. Como artesano experto, espera el momento ideal en que retire el crisol del horno y entonces sabe que ese metal ya está listo.

¿Sabes cuándo un orfebre comprueba que el metal está en su punto exacto de pureza?, cuando puede ver su rostro reflejado.

Esa es la meta de Dios para tu vida: ver su rostro reflejado en ti. El carácter de su Hijo Jesús reproducido en ti. Hasta que no acabe su obra, el fuego seguirá ardiendo, el horno seguirá encendido y tú y yo seguiremos visitando al crisol de vez en cuando. ¿Te molesta, te quema, te resulta incómodo?

Deja que Él acabe lo que comenzó por Su Espíritu. Sólo Dios sabe cómo hacer de ti una joya preciosa. No esquives el momento difícil. Los de vida fácil… nunca maduran.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El tesoro más caro y menos valorado de la vida, es el sufrimiento.