Guerras y conflictos son parte de las noticias cotidianas. Países y continentes arden de furia por territorio y recursos naturales.

Pero también hay otras guerras todos los días. Son las guerras internas del ser humano y las que ocurren en lo oculto, allí en el seno de las relaciones familiares, filiales, entre amigos y compañeros.

Esas no salen en los noticieros, pero hacen desastres también. Esto evidencia una gran necesidad común a todos los seres humanos: El poder transformador del evangelio. Un poder que se hará evidente en tu ambiente y el mío, cuando primero sea una realidad en cada uno de nuestros corazones. Las divisiones y las rupturas son las armas que el enemigo utiliza para quitar la paz. Hermanos enemistados por años.

Matrimonios que comparten un techo (o no) pero ni siquiera se comunican. Padres contra hijos. Amigos que se distancian. Relaciones deficientes aun en el ámbito de las iglesias y de los diferentes grupos. Allí donde Dios dispone la unidad, el encuentro y la confianza, Satanás provoca división, engaño y soledad.

Fuimos llamados a una transformación profunda y radical. A desarrollarnos en nuestro ¨Ser interior¨ en sintonía con el Espíritu Santo de Dios. Ese es el único modo de impactar todas nuestras relaciones, cuando Dios hace de nuestros impulsos, la paciencia y tolerancia necesaria. De nuestro egoísmo logra generosidad.

De la indiferencia y del enojo, alegría y gozo, entonces podemos comenzar a construir contextos de mayor armonía. Las personas que no logran ceder su ¨yo¨ para que avance el carácter de Jesús en ellas, se adjudican a sí mismas poder y autoridad quitándo terreno a la autoridad del Espíritu en sus vidas.

Esto impide relaciones igualitarias, de comprensión mutua, de dependencia unos a otros y de amor y sumisión. El verdadero cambio supera el misticismo de aquellos que crean personajes espirituales para ser fingidos afuera, pero que adentro, donde nadie los ve, simulan una espiritualidad mentirosa y falsa. Reconocer nuestras guerras internas y rendirnos a la Gracia trasformadora de Jesús promoverá vínculos de paz, tolerancia y respeto. Esto agrada a Dios y cambia vidas por completo.

Pensamiento :

Una vida transformada produce transformación en la vida.