Hay situaciones donde debes decidir con cierta urgencia. Esa misma urgencia puede ser el factor detonante que me acerque demasiado al margen de error. Moverse o quedarse es la cuestión primordial, y a veces, esas mismas “tinieblas” respecto al hecho de avanzar, las podemos transformar en la luz que estamos esperando respecto a quedarse hasta nuevo aviso.

El peregrinar del pueblo hebreo durante 40 años a través del desierto, estuvo acompañado por cierto fuego en forma de columna, que Dios les mandó para alumbrarles durante la noche, y una nube que les protegía del calor abrasador durante el día. Pero nada sucedía respecto al momento de detenerse o avanzar hasta que Dios se lo indicaba. ¿Cómo sucedía esto? Una nube que se alzaba del campamento les indicaba el cómo y el cuándo. Entonces, el hecho de que nada sucedía, en cierto modo no era así.

Dios estaba diciendo: “Quédense donde están por ahora.” Muchas veces a ti te parece que nada sucede, pero así como un árbol está en crecimiento siempre, aunque ante tus ojos esté inmóvil, también, cuando Dios trabaja no hace ruido.

De ahora en adelante, cuando las urgencias de la vida te inviten a actuar, consulta primero a Dios, espera su nueva orden, y si no hay orden, quédate en casa, tal vez esa sea la mejor salida.

Los silencios de Dios puede convertirse en simples compases necesarios en la sinfonía que Él está componiendo en ti. Son parte de la obra que preparó de antemano dice Efesios 2:8,9. Sólo espera, calla, confía y verás al final el trabajo completo. Si sientes que tu oración rebota en el techo, si al leer tu Biblia no logras concentrarte, si no ves frutos en tu vida… igual Dios está obrando, habla con Él y deja que Él te guíe.

Pensamiento del día:

A veces la mejor salida es quedarse en casa.