La vida la aprendes viviendo y no hay nadie en la tierra que pueda vivirla por ti. Tú sabes de qué cosas debes “salvarte” pero Jesús quiere formar un equipo contigo.

Él provee Su Gracia, su perdón y Su Espíritu Santo. La vida de Dios está a tu disposición si le das lugar. Esa naturaleza divina, en tu experiencia humana puede hacer cambios trascendentales.

La responsabilidad de asumir quién eres y qué cosas debes cambiar es exclusivamente tuya, aunque Dios en su amor te busque y te espere. Él quiere intervenir en tu vida. Primeramente, para darte nueva vida y luego para trabajar “En ti” llevándote a la madurez y acercándote al diseño que estaba pensado para ti desde la eternidad.

Dios ha dado todos los pasos perfectos y eternos para salvarte.

Debes saber que todos te gritarán “sálvate a ti mismo”. Lo has escuchado y lo seguirás escuchando, pues es el slogan de nuestro mundo. A Jesús se lo gritaron en la cara. Él no se encontraba en un momento ideal de su historia. Colgaba semidesnudo de un madero y en actitud desafiante escuchó de los labios de sus propios líderes la sutil invitación. Y lo más interesante es que podía salvarse a sí mismo si quería. “Doce legiones de ángeles estarían a mi disposición en este mismo momento si yo lo quisiera”, confesó, y no exageraba ni mentía.

Pero no. Su negación a salvarse a sí mismo fue la llave que abrió la puerta de la salvación para todo aquel que cree a través de toda la historia y de todos los tiempos. Por tal motivo no podemos nosotros salvarnos a nosotros mismos, porque alguien ya pagó ese precio y hoy solo debemos aceptarlo por fe.

Pensamiento del día:

Un muerto nada puede hacer para volver a la vida, más que esperar el milagro.