Mayormente tenemos la tendencia a aislarnos y vivir en soledad. Esta patología es consecuencia del pecado inherente que mora en el ser de cada humano.

Desde que nuestros primeros padres pecaron comenzaron a esconderse y a cubrirse con ridículas “hojas de higuera”, (o sea lo que tenían a la mano). Experimentamos cierta seguridad relativa en la soledad. “Mejor solo que mal acompañado”, decimos. Es que nos han herido, traicionado, mentido… Jesús experimentó también el frío puñal de la traición.

Alguien dijo, y con acierto, que es el peor de los crímenes, porque proviene de la mano de un amigo. Es peor que el ataque de un enemigo. Es sentirte herido por el que amabas. Pero lo interesante es que Jesús, lo primero que hizo luego de resucitar de la tumba, tumba a la que llegó por la muerte, muerte que llegó por un juicio injusto, juicio que llegó por la traición de Judas, fue justamente ir a ver a sus amigos antes de ser ascendido. ¡Siguió apostando por la vida en comunidad y por la amistad!!!

Salomón dice que para tener amigos primero debes mostrarte amigo. Así que No digas: “no tengo amigos”. Los amigos están a tu alrededor, pero nunca los verás hasta que no comiences a buscarlos.

Es verdad que De alguna manera, arriesgas bastante cuando te dispones a relacionarte. Dios lo sabe, e igual te anima a relacionarte. Pero de alguna manera la interacción nos modifica, para bien o para mal. Igual que el metal de una herramienta necesita de otro metal para afilarse, desde el momento en el que te embarcas en la travesía de la interacción, eres enriquecido y perfeccionado.

No puedes madurar solo. Claro que amar es arriesgar el corazón, pero al final sales ganando. ¡No te pierdas la bendición de vivir cerca de otros!

Pensamiento del día:

La peor decisión en la vida es la del hermetismo y la marginación. No des lugar al diablo.
No digas: “No tengo amigos”. Los amigos están a tu alrededor, pero nunca los verás hasta que no comiences a buscarlos.