La Biblia es un registro que contiene historias de hombres y mujeres que comenzaron bien pero acabaron muy mal. Por descuido, por cansancio, por codicia o por exceso de confianza. Lo cierto es que hoy forman parte de los que abandonaron, lo perdedores. Vestigios de glorias pasadas, de triunfos ajenos, de intentos vanos que llegaron a su punto de presión y sucumbieron. No soportaron. Así tenemos el caso de Acán, soldado heróico que murió apedreado por su propia nación. Caín, nacido en un mundo ideal y transformándose en el primer asesino de la historia. Lot, llamado, con un tío ejemplar, cambió su carpa por una casa y terminó en una cueva. Esaú, primogénito, heredero, acabó siendo aborrecido por Dios, (Malaquías1:3). Sansón, de héroe nacional a esclavo, ciego y humillado. Acabando por suicidarse. Coré, de descendencia real, líder, rodeado de príncipes, se lo tragó la tierra a él junto con toda su casa. Todos comenzaron bien pero acabaron mal, muy mal.

Es que no alcanza con desear alcanzar una meta. Se necesita dar pasos acordes con ese deseo. Y el primer paso es consultar primero a Dios. La realización en la vida no consite en alcanzar mis metas, sino las que Dios se puso para mí. Confundimos, mayormente, deseos con metas. No es lo que yo quiero. La vida no gira en torno a mí. Es allí donde comienza mi fracaso. Fui creado para satelitar alrededor de Aquel que me creó: Dios. Puedes preguntar a cualquier borracho tirado en la esquina de tu casa si fue ese su sueño de vida y te gritará que no. Pero llegó a la dependencia. ¿Cómo?… Puedes entrevistar a cualquier adolescente embarazada, sola, sin padre para su hijo y con una carrera truncada si esa fue su meta y te gritará que no. Pero sucedió. ¿Cómo?… O a un esposo que cambió a la mujer de toda su vida por una jovencita que apareció por unos meses y hoy ya no está. Se encuentra solo, arrepentido y triste… Ya es tarde. ¡Cuidado! En Dios siempre hay esperanzas. Entrega el mando de tu vida en Sus manos y podrás comenzar, continuar y acabar bien. Garantizado.

Pensamiento del día: El hecho de que no desees fracasos no significa que no vayas a fracasar, y el hecho de que hayas fracasado no significa que seas un fracasado.