¡Cuántas veces habrás jugado de niño a aquel simple juego de encontrar a tus amigos con los ojos vendados! “Gallito Ciego”, le llamamos en Argentina. Hoy, los niños siguen practicándolo en las horas de deporte para ejercitar los otros sentidos aparte de la vista. Es difícil caminar con dirección cuando, aquellos que no estamos privados de la vista, jugamos a no tenerla. En este relato bíblico, Jesús enfrenta con una pregunta punzante a sus discípulos. Las palabras que Él decía estaban llenas de amor pero también eran palabras de confrontación y de revelación. Ante esto ya muchos se negaban a seguirlo.

Cuando nos encontramos con la Verdad de Dios, cuando conocemos Su Plan para nuestras vidas, empezamos a dar pasos de fe. Vamos un paso a la vez y no vemos completamente todo lo que Él tiene para nosotros. Es más, cuando atravesamos situaciones en las que nos cuesta ver su presencia, quizá dudamos en seguirlo y ya no queremos andar con Él. Hoy Jesús te enfrenta con la misma pregunta: ¿Quieres irte? Parecería que escapar de su voluntad es la reacción común de quienes no están dispuestos a seguirle a Él un paso a la vez. Irse es abandonar.

Todo lo que Jesús quiere enseñarnos es a depender de Su persona más allá de las incógnitas que tenemos por delante. Un paso a la vez es Su método perfecto para enseñarnos la dependencia absoluta aun cuando no podamos ver en totalidad el camino por dónde quiere llevarnos.

¿Qué te seduce a retirarte y dejar de seguirle? ¿Es quizá la incertidumbre de lo que está por venir? ¿Son sus normas? ¿Necesitas evidencias para creer y confiar que Él tiene todo bajo control? Puede que sean estas cosas u otras. Pero en medio de tu camino, Jesús te pregunta si quieres irte o si quieres quedarte y seguir con Él. La respuesta es tuya.
No sólo te preguntes si quieres seguir a Jesús, pregúntate a dónde ir si no es con Él.

Pensamiento del día:

¿Hay un lugar mejor para ti?