“¡Sé un ganador en la vida!” Seguramente esta frase motivadora la habrás escuchado, leído, o pensado más de una vez. Es el eslogan de esta generación triunfalista. Nos aterra muchas veces la idea de quedarse a un costado de la carrera viendo cómo otros pasan y se llevan los aplausos.

Para alcanzar dicha meta se propone una actitud positiva, se ofrecen alternativas instantáneas y atajos fáciles para la “escalada social”. Préstamos, tarjetas de crédito, cursos académicos acelerados, becas en el exterior, etc, etc. Todo esto manteniendo una postura competitiva, donde, de ser necesario, es lícito avasallar al de al lado. La meta es que tú progreses a cualquier costo. Así respiramos un clima cada vez más asfixiante, porque flota en el ambiente de las relaciones el egoísmo, la adulación, los celos y los sobornos. Vivir para ganar, sí. Pero ¿vivir cómo? ¿Ganar qué?…

El consejo bíblico es diametralmente opuesto. Más bien, dice Dios en Su Palabra, que todo aquel que ambicione ganar su vida la perderá, y todo aquel que esté dispuesto a perder su vida en una causa altruista, (la causa de Jesús) la ganará. Es por eso que el concepto de humildad no encaja en esta patología social a la que hacíamos referencia. No puedes lograr escalar, triunfar en este mundo, lograr prestigio de los hombres y a la vez ser humilde. ¡NO! Una cosa o la otra. La humildad se siembra en esta tierra, pero sus frutos se cosechan en el cielo.

A la inversa, aquel que es orgulloso y prejuicioso, que sectoriza sus actividades y escoge amistades por conveniencia personal, pierde, nunca gana. Por eso el apóstol Pablo, en el capítulo 9 de 1° Corintios dice que “a todos me he hecho de todo, para ganar a mayor número, sean judíos, gentiles, débiles o fuertes”. Así que si cultivas un espíritu amable y benigno hacia tus semejantes serás un ganador. Nunca olvides: Con el orgullo pierdes, pierdes amistades, salud, oportunidades y el mismo gozo. Con el amor ganas un premio eterno. Corre de tal manera que estés seguro que lo obtendrás.

Pensamiento del día:

La mejor forma de vencer a tu enemigo es transformándolo en tu amigo.