El hecho que tengamos o no la sabiduría necesaria para entender todos los acontecimientos de la vida, no va a cambiar en lo más mínimo la trayectoria de dichos acontecimientos. Es verdad que hay capítulos de nuestra existencia o de la existencia de otras personas que son inesperados, no deseados y que nos toman por sorpresa, activando en nuestro interior un estado de reclamo, reproche y queja por lo sucedido.

Muchas veces podemos ser un factor de cambio ante esa situación, pero la mayoría de las veces somos espectadores impotentes. Y entonces: ¿Qué hacer? ¿Me exaspero, me enervo, grito, pierdo el control de mis actos?… Esos son momentos ideales para la reflexión.

Para pedir, a Aquel que es Dueño de todas las respuestas de la vida, luz para mis tinieblas. El apóstol Santiago dice en su epístola que debemos tener una actitud optimista ante los desafíos esperados y lógicos de la vida, así como ante los indeseados e incongruentes. Veamos: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.” (Santiago 1:2-3). Y también nos dice que cuando no comprendamos el obrar de Dios, reclamémosle a Él sabiduría, en el versículo 5.

Alguien dijo que, muchas veces, la circunstancia no va a cambiar. Una enfermedad terminal, la pérdida de un ser querido, un divorcio o abandono de hogar, una violación cuando niña, pero puede cambiar mi actitud hacia esa circunstancia, y al cambiar yo, después de un tiempo, es como si ese hecho hubiese cambiado. (Por lo menos para mí)

Debemos aprender a mirar de manera correcta. Muchos dicen: “Es que no puedo ver a Dios a través de esto que sucedió.” Obvio que nunca lo verás porque pones a tu problema delante de tus ojos, entonces eso es lo que verás primero. Pero intenta ver a tu problema a través de Dios, de ese Dios tan grande, tan fuerte y poderoso. Invierte las lentes, y después me cuentas. Cuando las cosas no cambian… cambia tú.

Pensamiento del día:

Si comprendes, las cosas son como son, y si no comprendes, las cosas son como son.