La lucha por la sobre vivencia en los diferentes eslabones de la cadena de depredadores y víctimas, tiene matices curiosos. Existe una especie de águilas tan atrevidas que se dedican a cazar pequeñas focas. Realizan un sobrevuelo por encima de las aguas del mar y cuando divisan a una foca nadando sobre la superficie cerca de la orilla, inician su vuelo en picada y, clavando sus fuertes garras en los lomos del animal, la arrastran hacia la orilla valiéndose de sus enormes y poderosas alas.

Una vez fuera del mar, la foca indefensa y herida es elevada hasta el nido del ave en lo alto de las montañas para servir de alimento para el águila y sus polluelos. Pero algunas veces, la foca escogida es demasiado fuerte y pesada para el águila, y no se deja arrastrar fuera del mar. Al no poder soltarla el águila, debido a la curvatura de sus garras enterradas en la dura carne del animal, es arrastrada mar adentro hasta que la foca se sumerge ahogando al águila que lleva clavada en su espalda. ¿Paradójico, verdad? El águila terminó siendo capturada por aquello que pretendía capturar.

Lo mismo pasa con las posesiones materiales que este mundo ofrece. Alguien dijo: “Cuando lo que poseo comienza a poseerme, estoy en problemas.” Con cuánta frecuencia los hombres se aferran a placeres pecaminosos, estilo de vida sensual, búsqueda ciega de bienes materiales, ignorando que, muchas veces, por querer atrapar una presa demasiado grande, terminan en el fondo de una tragedia. Embriagados de codicia, casi siempre, pierden la noción de sus propias fuerzas y se lanzan imprudentes en empresas que van más allá de sus posibilidades, sacrificando familia, ahorros, fuerzas, salud y hasta su propia paz.

La Biblia dice: “Haz todo lo que esté al alcance de tu mano pero, según tus fuerzas.” Recuerda que: ¿De que le sirvió al águila ganar su foca si perdió su vida?

PENSAMIENTO DEL DÍA:

CUANDO LO QUE POSEO COMIENZA A POSEERME… ESTOY EN PELIGRO.