El estancamiento y el retraso en la concreción y alcance de proyectos de vida son una realidad temida por todos y sufrida por muchos. Son pocos los que gozan de esa libertad y de esa amplitud para alcanzar todo lo que se proponen.

En cierto sentido, ese estado de detenimiento, espera, obstrucción o impedimentos, como quieras llamarlo, puede tener su cara positiva y debes descubrirla si pretendes salir de la “zona de parqueo” y continuar avanzando. Algunas veces el estancamiento es producto de mis decisiones enajenadas de Dios. Así, nos metemos en callejones sin salida que a nosotros nos parecían atajos. Es entonces cuando Dios acude una vez en nuestro auxilio y “endereza nuestras veredas”. Obvio que perdimos tiempo, dinero, fuerzas y amistades. Otras veces, ese estancamiento es diseñado por Dios con propósito.

Hemos hecho todo lo que pudimos según nuestras fuerzas y todo lo que supimos que era correcto a la luz de su Palabra. Sin embargo, allí estamos otra vez. Detenidos en el mismo lugar. Entonces es necesaria la pregunta ¿qué querrá enseñarme Dios con esto? ¿Qué lección necesito aprender a través de esta espera?… Pero otras veces es Dios el que posterga la siguiente etapa de mi aprendizaje porque sabe que no estoy listo y no quiere que salga lastimado. Como mi Entrenador personal para “La carrera de la Vida”, Él sabe cuando estoy listo para el próximo desafío y cuando no. Lo peligroso es que soy yo el que no lo sé. Me creo estar firme y entonces… ¡MIRE QUE NO CAIGA!!! Es la advertencia de Dios.
Así, el muchacho ruega por una novia. Dios sabe que sus impulsos sexuales aún no logran ser controlados y entonces no se la da. Porque serían dos los lastimados. El hombre de familia pugna por un trabajo más rentable. Dios sabe que aún no ha logrado aprender sobre la mayordomía de sus finanzas y no le da ese nuevo trabajo. Y la lista continúa y continúa. De ahora en más, cuando no logres cerrar una etapa y comenzar otra, ora, analiza, haz un autoexamen y deja que el Sabio Maestro complete Su obra.

Pensamiento del día:

Él sabe cuando estoy listo para el próximo desafío y cuando no.