Los seres humanos pensamos, erróneamente, que la felicidad es un destino donde llegaremos si tenemos esto o aquello. En esta “carrera de ratas de laboratorio” exigimos más allá de nuestras capacidades y horarios a nuestros cuerpos y a nuestras familias con el afán de tener y tener cada vez más para fortalecer nuestra imagen y elevar nuestro estatus social. Lo interesante, (por no decir: “estresante”) es que, cuando llegamos a esa estación tan deseada, cuando alcanzamos esa meta añorada, descubrimos que no es tan satisfactoria como nos decían o ya no tiene la misma atracción porque ha pasado de moda.

O sea que, estábamos ansiosos por no tener lo deseado, nos desesperamos en la búsqueda por alcanzarlo, llegamos exhaustos, sólo para comprobar que “no todo lo que reluce es oro” y quedamos peor que al inicio con una amarga sensación de insatisfacción y posterior frustración. ¡Qué cruel! ¿Verdad? Es que la felicidad no es un destino donde llegar sino una formar de viajar. No depende tanto de aquello que te pongas por delante o “te pongan por delante” (porque la maquinaria propagandista ejerce gran presión en esta vorágine de consumir y consumir), sino en la actitud interior que sostengas durante la concreción de dicha meta.

Obvio que la meta es importante, pero la actitud lo es más. Por ejemplo, el matrimonio “A” considera la posibilidad de cambiar su antiguo vehículo por un modelo nuevo. ¿Por qué motivo? Porque el vecino de enfrente lo tiene y no soportan que les mire con desprecio. Por lo tanto se endeudan e hipotecan para alcanzar dicha meta. ¡Y lo logran! ¡Qué satisfacción! Pero una cirugía inesperada en uno de sus hijos les sorprende y deben devolver el auto para destinar sus ahorros para pagar los honorarios médicos. ¡Qué frustración! El matrimonio “B”, en cambio, tiene la misma meta: Vehículo nuevo. Ahorran, planifican, pero no llegan. ¡Imprevistos! ¡No hay problema! Será el próximo año. Lo importante es seguir juntos, sanos y sin deudas. ¡Siempre contentos! ¿Ves la diferencia? Ponte metas y, mientras avanzas hacia ellas, ¡disfruta del viaje!

Pensamiento del día:

La felicidad no es un destino donde llegar sino una formar de viajar