Se ha investigado respecto al gran inconveniente que debieron enfrentar los egipcios para encontrar la pendiente ideal que deberían mantener los 4 lados de sus pirámides, para que conformen una estructura estable. Hasta llegar a la colosal pirámide de Keops, los arquitectos egipcios construyeron otras pirámides que denotan cambios de planes de diferentes criterios empleados. Así, por ejemplo, tenemos el caso del rey Esnofru, que necesitó 3 pirámides para llegar a la definitiva. La 1ª, levantada en Meidum, tiene una elevada pendiente de 51 grados, que provocó su posterior hundimiento parcial. La segunda, en Dashur, de 54 grados, fue demasiado vertical, ocasionando que el volumen de piedra combara la estructura interna de la pirámide. Finalmente la tercera, se levantó en la llanura de Dashur, con la misma pendiente con que debieron terminar la segunda. Con esas medidas se conserva en buen estado hasta nuestros días y proporcionó la experiencia necesaria para que su hijo Keops, pudiera construir su gran pirámide.

No en vano se dice que un inteligente es un fracasado con mucha experiencia. La parte triste de la historia de este gran imperio es que habiendo aprendido tanto, nada avanzaron en sus conocimientos de vida, siendo que Dios les concedió el privilegio de hospedar dentro de sus fronteras al pueblo de Israel, el pueblo de Dios durante varios años. Grandes patriarcas como Jacob, José, Moisés y Aarón habitaron sus llanuras, dando testimonio de la grandeza de Dios. Pero de nada sirvió. El relato bíblico dice que cuanto más la mano de Dios les demostraba su poder, más se endurecía el corazón de sus faraones y súbditos. Qué triste realidad repetida aún hoy en nuestros días. Los fracasos de tu vida deberían dirigir tu mirada a Dios en busca de socorro, en lugar de empecinarte más y más en tu errónea óptica de vivir y endurecerte paulatinamente con Dios. Para Dios no existen fracasados, sino pecadores arrepentidos que le busquen con sinceridad y que le entreguen el total control de sus vidas.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

No en vano se dice que un inteligente es un fracasado con mucha experiencia.