En muchos aspectos la vida es cíclica. De manera inconsciente somos parte de una espiral que nos lleva vez tras vez al mismo punto, llegando al borde del hastío y la oquedad. En lo que respecta a la ansiedad y el afán por progresar y avanzar que tanto seduce al hombre pos moderno, esta patología se repite de manera constante. Los hombres pierden su salud tratando de conseguir fortuna y luego, con mucho gusto, gastan todo lo que poseen para conseguir de nuevo su salud. Es sabido por todos que las aseguradoras privadas que “prometen” cobertura de salud a sus afiliados lucran con el dinero de aquellos que, por el miedo a que algún accidente o enfermedad grave detenga su “escalada social”, pagan cuotas siderales cada mes. Estos pobres ¿asegurados? Ignoran que justamente ese miedo a la enfermedad es lo que les roba su salud. ¡Qué ironía! Déjame parafrasear el texto de Mateo 16:26 reemplazando una palabra para aplicarlo a nuestro tema: ¿De qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y pierde su salud? ¿O qué dará el hombre para recuperar sus salud?… He visto (y seguramente también tú) tantos hombres tener que gastar gran parte de su fortuna, sino toda, en cirugías, prótesis y tratamientos costosísimos en otros países porque alguna enfermedad crónica le consume día a día y le impide continuar con sus ambiciosos proyectos financieros…

No, la vida no es así. No debemos vivir para trabajar sino trabajar para vivir. Teniendo lo necesario debemos aprender a contentarnos. Si aparte de ello viene algo más, ¡amén! ¡Aprovecha!, pues dice el Predicador: En el día del bien goza el bien. Pero haz todo lo que te venga a la mano según tus fuerzas, no más allá de ellas. De lo contrario te verás obligado a gastar mañana todo lo que acumulaste hoy. No seas necio. Dijo Jesús: “fíjense bien, y cuídense de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. (Lucas 12:15)

Pensamiento del día:

Los hombres ignoran que justamente es el miedo a la enfermedad  lo que les roba su salud.