Grandes ideas siempre reciben gran oposición, esto es un hecho. Basta con opinar algo en una reunión de gerencia para que algún sector se manifieste en contra al escuchar tu propuesta, sólo por el hecho de disentir, sin un argumento consistente. ¿Envidia, celos, prejuicios?… No sabemos, lo cierto es que para abrirse paso con una idea nueva se necesita agallas. El cristianismo fue la gran idea de Dios. Tuvo que abrirse paso entre tres culturas muy bien arraigadas en el mundo conocido de entonces, la cultura griega, la romana y la judía. Nacía una nueva: La judeocristiana, que luego de un siglo se instaló firmemente como cristiana. Se forjó en medio de un caldo de cultivo adverso donde convergían el paganismo de Grecia, el imperialismo de Roma y la religiosidad de Israel. Obvio que recibió oposición, con todo el rigor de la palabra oposición, pero sobrevivió. Sobrevivió a los ataques más despiadados, las críticas más infundadas y los traidores menos esperados. Sobrevivió porque fue fundado sobre el amor, la no violencia y la no vengatividad. Comenzó a crecer y recibió más golpes que antes. (El clavo que sobresale siempre recibe el martillazo). Pero alguien dijo que la iglesia se construye sobre la sangre de sus mártires. Hasta nuestros tiempos ha atravesado culturas, persecuciones, reyes y reinos pero sigue en pie, cumpliendo la promesa del Señor: “Sobre esta Roca edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Muchos intentan ridiculizarnos y se burlan, pero ninguna empresa, por más grande que sea, ha logrado tantos adeptos y persistido por tanto tiempo (2.000 años y contando). Cuando tú anuncias la “Gran idea de Dios” debes sentirte orgulloso, sin miedos ni vergüenza. Pablo era un desvergonzado. Él dijo: “No me avergüenzo del evangelio (La gran idea), porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Si vas a regular tu medida de entrega a la Causa de la Iglesia de acuerdo a la medida de oposición que encuentres no eres digno de La Causa, no eres digno del Señor. Recuerda: “Grandes ideas siempre tuvieron gran oposición”.

Pensamiento del día:

No es que hoy no haya más persecución, lo que no hay hoy son cristianos intrépidos como en el primer siglo.