Aproximadamente el día catorce, contando desde el primer día de la menstruación de la mujer, ocurre el período de ovulación, cuando un óvulo maduro sale del interior del ovario, esperando la llegada de un espermatozoide. Durante el acto sexual, el hombre deposita unos 400 millones de espermatozoides en la mujer. Sólo unos miles llegan hasta las trompas (la mayoría mueren en el camino) y unas dos docenas hasta las inmediaciones del óvulo. Sólo uno entra y, después de la entrada, el óvulo desarrolla una membrana de fertilización para prevenir la entrada de más espermatozoides. Al entrar, la cola y el cuerpo del espermatozoide se desprenden y quedan fuera. La cabeza del espermatozoide, que contiene el material genético, crece y se une con el material genético del óvulo, para formar una célula con 23 cromosomas de la madre y 23 del padre. Esta combinación genética es única y no se repite jamás. En este momento, está determinado el sexo, el color del pelo y de los ojos, la estatura y hasta el tono de la piel de esta criatura. Durante las próximas horas, la célula comienza a dividirse. El óvulo fertilizado desciende por las trompas de Falopio y llega hasta el interior del útero para implantarse en las paredes ya revestidas, donde comienza a recibir alimento. Esto sucede unos cinco días después de la concepción. Después de la primera semana, se llama: “embrión.” Ese embrión comienza una multiplicación celular asombrosa y al cabo de 38-40 semanas estará formado un bebé humano totalmente completo y maduro en condiciones potenciales de comenzar un proceso de desarrollo capaz de llevar a ese bebé hasta la madurez plena. ¿No es emocionante esto? La mano sabia de un Creador inteligente dice presente desde la concepción misma del ser humano. ¡Qué pena que ya de grande, le ignore y atribuya la causa de su existencia a una mera coincidencia cósmica! No hay nada más evidente que Su huella divina en el cuerpo humano. Pero Él también quiere dejar huella en tu corazón. Una huella de color rojo sangre. (La de Su Hijo)

PENSAMIENTO DEL DIA:

La mano sabia de un creador inteligente dice presente desde la concepción misma del ser humano.