Es por muchos conocida la situación vivida en la aldea de Betania, en casa de María, Martha y Lázaro. Es un cuadro cotidiano que se observa a diario. El error de Marta en Betania fue doble, primero el sobrecargarse con “muchas” cosas, como el mismo Señor le hiciera notar, pero también el hecho de ocupar el tiempo de la meditación espiritual con tareas secundarias. Ella estaba trabajando en tiempo de descanso y reflexión, y eso es sutilmente trágico, por eso Jesús le señaló que la hermana había escogido la parte mejor.  Es que tanto el activismo excesivo como el ocio desmedido, son igualmente perjudiciales para la vida de los que quieren seguir a Cristo. Martha estaba abocada a una actividad oportuna pero en un momento inoportuno. Estaba haciendo algo correcto de manera incorrecta. Aquel que es impulsivo, hace fuera de tiempo lo que otros hacen en el momento ideal. Discernir las oportunidades es un síntoma de madurez y sabia administración de este préstamo tan valioso que se llama “tiempo” y que pasa indiferente ante nuestros ojos.

Hay tiempo para todo debajo del sol, dijo el viejo predicador de Eclesiastés, tiempo para trabajar y tiempo para descansar, tiempo para planificar y tiempo para actuar, tiempo para hablar y tiempo para escuchar atentamente sentado a los pies de Aquel que siempre tiene algo para enseñarnos. Quien se dedica al trabajo y el esfuerzo cuando es tiempo de meditación está errando al blanco, así como también quien se dedica a meditar cuando hay que actuar pierde el tiempo y las oportunidades. Satanás sabe que el tiempo que tú apartes para oír las palabras de vida eterna que brotan de los labios del Señor en cada página de las sagradas escrituras es vital para tu crecimiento interior, por eso intentará, de todos los modos posibles, ocupar ese tiempo con las “urgencias de la vida”. Y ten cuidado porque lo urgente mayormente grita mucho más fuerte que lo realmente importante. Escoge aquello que es necesario, y entonces estarás capacitado para hacer cualquier cosa que desees.

Pensamiento del día:

Gasta tiempo a los pies de Jesús y haz lo que quieras luego.