Preferimos no hablar de aquellas cosas que nos dan vergüenza, sin embargo es necesario nombrarlas, describirlas, registrarlas para comprender qué nos pasa con eso y desde ahí poder superarlo. La vergüenza es un sentimiento que aparece en todos nosotros (porque a “todos” nos pasa), cuando alguna circunstancia exterior pone en evidencia un punto débil de nosotros, o podríamos decir de nuestro modo de percibirnos. Nuestro “orden armónico” se rompe, y nos trae un sentimiento de ilegitimidad, de disminución, de descalificación, de incomodidad con nosotros y con el entorno, provocando, por así decirlo, que tomemos distancia de aquellos aspectos de los cuales nos avergonzamos y de las personas con quienes sufrimos la vergüenza. Esto no es gratis para nuestro modo de andar por la vida. ¿Por qué?…porque mas allá de erosionar la confianza, podemos aislarnos, limitarnos y ensimismarnos, perdiendo la autenticidad y montándonos de un “Personaje” que no somos, pero que creemos necesario mostrar ante los demás para ser “aceptados”. Es así como, por vergüenza, adoptamos hábitos, formas de pensar o decidimos y participamos en cosas que no haríamos si no sintiéramos que está en juego la “pertenencia” a un grupo. Porque nuestra autoestima se construye con otros, pero también debe diferenciarse de los otros, de manera única e individual. El tema es que cuando la amenaza aparece, puede perderse esa autenticidad con formas que no nos son propias.
Otro aspecto a tener en cuenta es que a veces los sentimientos de “Magnificencia” también enmascaran una autoestima amenazada por la vergüenza, en un fallido intento de cubrir esos aspectos descalificadores de nosotros mismos. Por vergüenza también podemos llamarnos al “silencio”, a las cosas no dichas que nos cautivan el corazón, ocasionando soledad y tristeza. Por vergüenza muchos sufren humillaciones y menosprecios. ¿Sabes algo?… Jesús estuvo también en ese lugar. El sufrió desprecio, humillación y oprobio. No te sientas solo .Refuerza tu relación con Él y afianza tu confianza en Su persona, porque Él valora tu vida, te acepta tal cual eres y no pone condiciones para amarte.

Pensamiento del día:

Él cargó con tu vergüenza para que tú hoy camines con la frente en alto.