La experiencia de los discípulos en Marcos capítulo 4 revela la crisis de fe en la que muchos cuestionan la autoridad de Dios hoy en día. El cuadro comienza con un desafío de lo más cotidiano para aquellos hombres, simplemente subir a su embarcación y pasar al otro lado, a la otra orilla. Subieron. Avanzaron. Remaron. Todo estaba tan tranquilo que hasta Jesús se durmió. Pero… esas nubes en el horizonte no eran como las que les despidieron en la otra orilla, eran negras, grandes y amenazantes. Todavía estaban remando cuando las primeras gotas frías mojaron sus caras. Faltaba mucho para llegara a la otra orilla como el Maestro había indicado. Ellos sabían muy bien quién dormía en ese bote, era el mismo hijo de Dios y su confianza estaba puesta en Él y en la orden que les dio, pero… pensaban que esa orden se materializaría en medio de un plácido viaje, no una tormenta de las dimensiones que ya estaba tomando. Más gotas, más viento, más olas, más grandes… y la fe en crisis. Quedémonos con esta pregunta tan común echa a Dios: ¿Qué, no te importa? Las variantes son interminables: ¿No te importa que la gente muera en las guerras? ¿No te importan los niños hambrientos? ¿Y los maltratados? ¿No te importan las mujeres golpeadas? Y la demanda se vuelve más personal. ¿No te importa que mi novia me abandone a un mes de la boda? ¿No te importó que me robaran 3 veces la casa o lo que están hablando de mí? ¿No te importa?… Y ¿qué haces tú, Dios? Oh, ya veo, duermes… Mira, Dios no te promete un viaje tranquilo, pero sí que Él siempre estará a tu lado, aunque parezca dormido. Solo aquellos que aprenden en comunión que aún el dulce sueño del Señor es más seguro que nada en el mundo, desafían las tormentas junto con el apóstol Pablo y preguntan: “¿Quién nos separará del amor de Dios?” (Romanos 8:35) Confía en Él que si Él te dijo pases a la otra orilla, ten por cierto que llegarás sano y salvo.

PENSAMIENTO DEL DIA:

El sueño del Señor es más seguro que los ojos abiertos de toda la humanidad.