Es interesante considerar que a Dios no le preocupa que su pueblo enfrente batallas, ni siquiera les pone a resguardo de atravesar pruebas y adversidad. Dios nunca dice: “Pare de sufrir”, más bien alienta y hasta prepara las circunstancias para ponernos bajo presión, así desarrolla nuestras aptitudes. Igual que en un gimnasio donde cada vez recibes más y más entrenamiento. Tal vez estés transitando esta etapa de tu vida con cicatrices de batallas pero más fortalecido. ¡Prepárate, porque la próxima etapa no será diferente! Son pruebas de la vida, no hay que culpar a Dios ni huir de ellas. Dios permitió que algunos vecinos de Israel quedasen allí para que su joven pueblo adquiriera experiencia en batallas y comprobara por sí mismo el poder y la intervención divina en cada conflicto. Claro que no los dejaba solos. Como tampoco te deja solo a ti en tus conflictos. Te sostiene, te vigoriza y entonces dices junto con el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Si deseas un carácter estable ante las tan variadas y cada vez más reiteradas adversidades de la vida, no escapes al conflicto, enfréntalo con la asistencia divina. Adquiere experiencia en batallas. Eso logra en ti un carácter probado, un espíritu infranqueable saliendo más equipado para el próximo desafío. Dice el apóstol Pedro: “El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas, demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.” No hay capital más preciado que el desarrollar un temperamento moldeado por la adversidad que sirva para sostenerme de pie y sostener a otros. Efesios 6:13 dice “Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza”.

PENSAMIENTO DEL DIA:

No hay capital más preciado que el desarrollar un temperamento moldeado por la adversidad.