El libro de la historia de los Jueces, en la Biblia, relata en el capítulo 2:2-4 lo siguiente: “Ustedes, por su parte, no harán ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribarán sus altares. ¡Pero me han desobedecido! ¿Por qué han actuado así? Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible, y sus dioses les serán una trampa.» Cuando el ángel del Señor les habló así a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos.” Sí, lloró a gritos pero ya era demasiado tarde. Las alianzas que habían hecho con sus vecinos impíos les serían de estorbo constante el resto de su vida. Lo que le sucedió al desobediente pueblo de Israel también nos sucede a nosotros. Nos descuidamos respecto a nuestros contactos y amistades y nos dejamos influenciar por malos hábitos, consejos dañinos que, poco a poco, nos contaminan, pervierten y, cuando nos queremos dar cuenta, ya es demasiado tarde para abandonarlos. Así empezamos a disfrutarlos y tenemos que hacer un gran sacrificio para retomar la senda perdida. ¡Ojo que es un proceso! Primero pasas y consideras, luego te detienes y examinas, después entras en relación y acabas comprometido. Ese mismo proceso gradual se describe en el Salmo 1: 1-3. Los verbos que allí se utilizan marcan este proceso gradual: andar, estar, sentarse. “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida”, le advirtió Pablo a Timoteo. Este enredo en el que te metes es semejante a lo que la araña hace con la mosca envolviéndola en su tela, poco a poco, casi sin que se de cuenta, y cuando se da cuenta ya es tarde. Cosas que permitimos pueden llevarnos al fracaso. Primero es un pensamiento, luego un deseo, sigue con una acción, una práctica, un hábito y termina marcando tu carácter y tu destino final. ¡Cuidado! Sólo Jesús puede advertirte del peligro y ayudarte a escapar. Entrégate a Él.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Si andas con necios… necio serás.