Es increíble cómo los hallazgos arqueológicos siguen confirmando el relato Bíblico. Sir Charles Marton, comenzó en 1930 los trabajos de exploración de las ruinas de la antigua ciudad de Jericó, patrocinado por Lord Melchet. Su trabajo continuó durante los años posteriores y luego la expedición estuvo a cargo del profesor Garstang de la universidad de Liverpool. Él mismo relata lo siguiente en su obra: Los fundamentos de la historia Bíblica: “El tamaño de la ciudad era realmente pequeña, poco más de 590 metros de circunferencia lo que la hacía fácilmente rodeable en un solo día y hasta 7 veces en el último día como narra el libro Bíblico de Josué. En dicha excavación quedó al descubierto que los muros de esa ciudad carecían de paja, que era el material usado en ese entonces para dar adherencia a la mezcla de arcilla, y por lo tanto esos muros eran débiles ante el mínimo temblor enviado por Jehová, que de hecho abundan en esa región hasta hoy. La evidencia del fuego en los restos arqueológicos es otra coincidencia asombrosa con el relato Bíblico que indica el incendio de la ciudad luego de la toma. Pero lo más notable es la ausencia de utensilios de metal en los restos, sólo alfarería y herramientas de madera chamuscadas por el fuego, pero nada de metal que, supuestamente, resistía el incendio”. Esto también se explica cuando leemos en Josué 6:19: “El oro y la plata y los utensilios de bronce y de hierro pertenecen al Señor: colóquenlos en el tesoro.» ¿Casualidad, fraude, coincidencia, plagio? Llámalo como quieras, pero la Biblia es verdad. La arqueología lo sigue confirmando. ¿Qué harás con su mensaje de amor y perdón de pecados? Léela, ámala, en ella descubrirás al verdadero y eterno Dios  y al plan perfecto que tiene para tu vida en esta tierra. No pierdas tu tiempo intentando negarla o refutarla. Dijo Jesús: “El que cree en mis palabras tiene vida eterna.”

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Negar la veracidad de la Biblia es la necia tarea de los supuestos sabios.