Uno de los tantos pasajes memorables de las sagradas escrituras es el de Efesios 2:4-10 que dice: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, es don de Dios; no es por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Me quedo especialmente con las primeras palabras: “Aún estando muertos en delitos y pecados, nos dio vida.” ¿Qué puede tener de bueno un muerto?… ¿Quién quisiera invertir en un muerto? ¿A quién se le ocurriría hacerle regalos a un muerto?… A Dios. Cuando no prometíamos nada Él nos prometió todo. Cuando no valíamos ni un centavo, Él pagó el precio más alto,  y cuando nadie invertiría en nosotros, Él nos confió su amor y nos contrató para su mega empresa eterna de la iglesia. ¿Qué tal? ¿Sabes cómo se llama eso? GRACIA INMERECIDA.

En nuestro texto aparece con la palabra “don”, “Es DON de Dios”. Muchos piensan que deben mejorar en algo sus vidas, dejar este o aquel pecado, entonces sí “¡me entrego a Dios con todo!” ¿Sabes una cosa? Ese momento nunca llegará, porque lo único que puede hacer un muerto son gusanos, nada más. Solo cuando Dios te habite empezarás a experimentar la victoria sobre el pecado que hoy te domina, no antes. Sería como intentar ordenar tu cuarto para luego encender la luz. Es a la inversa, primero deja que la luz entre y entonces podrás ver con claridad para ir ordenando de a poco las cosas que están fuera de lugar.

 

Pensamiento del día:

Dios no te cambia la vida para poder amarte, te ama para cambiarte la vida.