Muy a menudo encuentras especies de árboles y plantas que han sido desarraigados por sus dueños o condenadas a ser desplantados porque ese espacio de tierra será destinado a otro propósito. Son plantas de varios años de edad, a veces diez, veinte o más. Alguien con un buen ojo crítico y conocimientos básicos de botánica sabe que estos ejemplares tienen un valor incalculable. Quizás ese valor no sea notorio, pues el paso del tiempo o el descuido ha hecho de ese árbol una especie sin atractivo, añejo, descolorido y algo reseco. Pero reubícalo en un nuevo lugar, abónalo, riégalo y en poco tiempo te agradecerá la oportunidad de vida que le has brindado superando en talla, sombra y calidad aún a sus semejantes. De hecho, en los viveros, las especies de más edad son las más costosas. Es que debajo de esa corteza endurecida está su verdadero capital de vida, su firmeza en el tronco, su experiencia en soportar adversidades climáticas y su adaptación a la intemperie. En la vida sucede exactamente lo mismo. Es incalculable el valor que tiene en una persona su trayectoria, su experiencia, su estabilidad de carácter demostrada y comprobada con el paso del tiempo. Hoy en día las agencias de trabajo descartan  a personas mayores de los 30 o 35 años aludiendo que prefieren más la fuerza de la juventud que la experiencia y responsabilidad que da los años. (Así les va con sus empleados).

En el Reino de Dios los años cuentan. La experiencia en batallas es fundamental para aquellos que formamos parte del ejército del Señor, y si la vida te colocó en la estantería de los “saldos” y te devaluó, sabe que en el mercado del cielo sigues cotizando a precio alto. Cuando la vida ha transcurrido sobre carriles acordes con los principios divinos, una vida de obediencia y de sumisión a Dios y su Palabra, siempre tendrás oportunidades, nunca serás descartado. Persevera, espera, confía, humíllate ante Dios que Él te exaltará cuando fuere Su tiempo.

 

Pensamiento del día:

La experiencia es como la corteza de un árbol, se desgasta por fuera y se fortalece por dentro.