Las palabras de Jesús a los suyos al anunciarles su muerte cercana tuvieron diferentes matices y diferentes momentos. Es como si se los hubiese querido dejar bien en claro para que cuando suceda no les tome por sorpresa, pero a la vez trató de hacerles el menor daño psicológico posible. Debemos comprender que lo que les estaba anunciando no era fácil de digerir, pero era necesario. Por eso, en una de esas tantas ocasiones, les dijo: “Os conviene que yo me vaya.” En el evangelio según lo narra San Juan, Jesús dijo: “Y Yo, si fuere levantado de la tierra (como sucedió en la cruz), a todos atraeré a mí mismo.” Me preguntaba: ¿Qué es lo que hoy atrae a todos a la iglesia? ¿Se cumple el deseo del Mesías sufriente de que sea su cruz el centro de atracción? Algún “pastor” convencional de hoy en día me respondería: “Mirá Pablo, es un poco delicado hoy hablar de la cruz sangrienta en términos absolutos. La gente de nuestro tiempo viene cargada de problemas y tenemos que ser cautelosos en presentarle a un Cristo sufriente ya a un cristianismo con forma de cruz. Ellos necesitan otro tipo de mensaje.” Entonces, manipulados por cierto asesor de imagen proveniente del mismo infierno, hoy se ha cambiado la parte sacrificial del evangelio de Jesús, se le ha dado cierto tratamiento cosmético al pecado y se ha logrado un producto que salta al mercado de las almas necesitadas de alivio con promesas de prosperidad, bendición, placer y cultos entretenidos. Miles y miles de persona se agolpan en lujosos templos con amplios parqueaderos, ujieres elegantemente vestidos que te reciben con una amplia sonrisa, te regalan un sobre que luego sabrás para qué se usa, te sientan en cómodas butacas y… ¡A disfrutar del show! Unas horas de estimulación auditiva, algo de danza, y un desfile de experiencias y milagros en el escenario que transmiten confianza y te motivan a poner tu ofrenda en aquel sobrecito para recibir la bendición.

¿Y la Cruz de Cristo? ¿Y el Cristo de la cruz?… No en vano, la primer pregunta que Jesús hizo a los que se disponían a seguirle en el primer capítulo del mismo evangelio fue: ¿QUÉ BUSCÁIS AL SEGUIRME?

 

Pensamiento del día:

Si lo que te atrae a la iglesia no es el Cristo de la Cruz muy pronto te desilusionarás con la iglesia.