La vida del apóstol Pedro está repleta de matices humanos que nos identifican. Impetuoso, líder, emprendedor y valiente se sentía el hombre ideal para ponerse al frente del movimiento más trascendental de toda la historia como lo fue y sigue siendo el cristianismo. Precisaba aprender que para ser usado por Dios se necesita más humildad que capacidad. Y Dios usó justamente situaciones de crisis para forjar en él el hombre que quería. Fue en uno de sus tantos momentos de dificultad que negó al Señor para enfrentarse con ese verdadero Pedro. Entonces, horrorizado con su perfil traicionero, avergonzado por lo vil de su pecado, pasó toda la noche llorando amargamente. De esas lágrimas surgió un nuevo hombre a la manera de Dios. Su Maestro se lo había advertido: “Simón, Satanás te ha pedido para zarandearte como a un trigo, pero no temas pues yo he rogado por ti para que tu fe no falte. Y tú, cuando estés recuperado, pastorearás a tus hermanos”.
Mientras no vivamos situaciones que pongan a prueba nuestra vida probablemente nos haremos una idea errada de nuestra verdadera condición espiritual. No solamente nos convenceremos de la existencia de realidades que no son, sino que tampoco seremos conscientes de la verdadera naturaleza de nuestras debilidades. La crisis es lo que le pone fin al engaño de nuestras percepciones porque en medio de las crisis nos vemos tal cual somos. De ahora en adelante, cuando te veas probado y zarandeado como trigo levanta tu mirada al cielo y deja que Él te tome de la mano. Tu carácter se está forjando, hay cosas malas en tu vida que aun permanecen ocultas y deben ser expuestas. La zaranda justamente hace eso, deja en evidencia las impurezas y lo que queda es limpio. No estás a merced del diablo, Dios controla tu vida y nada de lo que suceda está ajeno a Su voluntad. Él sabe, Él siente, Él suple.

Pensamiento del día:

La crisis es lo que le pone fin al engaño de nuestras percepciones porque en medio de las crisis nos vemos tal cual somos.