Es triste reconocerlo pero hoy en día se han tergiversado sutilmente los puntos esenciales que conforman el verdadero mensaje de Dios al hombre.  La Gran comisión del Señor Jesucristo se ha transformado en una Gran omisión, pues omite el espíritu real que gobernó la mente del Señor resucitado. “Id y predicad”, fue el desafío, nosotros lo hemos invertido: “Vengan y escuchen”, les decimos a las personas. Así no funciona. Pero algo aún más dramático ha ocurrido, porque aunque alguno sí van y predican, su prédica está carente también de la verdad. Así que están las dos clases, los que tienen el mensaje sano pero no van, y los que van pero con mensaje enfermo. Por las montañas de Judea resonaba claramente el discurso de Juan el Bautista que fue recogido por Jesús y esparcido por doce hombres sencillo: “Arrepentíos y convertíos”. Era un llamado a la entrega, a la renuncia, A LA MUERTE DEL YO para obtener la vida, la verdadera vida. Fue el llamado a la samaritana a entregar su cántaro vacío. A Nicodemo de abandonar prejuicios, a Saulo de rendirse a Su voluntad.

Hoy no es así. Hoy se invita a las personas a recibir la bendición de Dios. ¡Ven y obtiene tu milagro!!! Siembra la semilla de la fe y obtendrás cien veces más… ¿Qué pasó? El antiguo enemigo, la misma trampa, los mismos resultados. Si Satanás no logró silenciar a los mensajeros entonces se dedicó a pervertir el mensaje, a él le da lo mismo. El Reino de Dios no avanzará con mensajes sanos pero con mensajeros mudos así como tampoco avanzará con mensajeros que pregonan a viva voz un mensaje enfermo. Pero hay, como en todas las épocas, un remanente de hombres y mujeres fieles que salen a sembrar la buena semilla. No te dejes engañar. La verdadera vida de Dios comienza en una cruz, tu cruz, tu muerte, tu entrega; el
resto viene por añadidura.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Si Satanás no logró silenciar a los mensajeros entonces se dedicó a pervertir el mensaje, a él le da lo mismo.