“Hola. ¿Cómo está?» «Bien». Esto no es exactamente lo que llamaríamos una conversación profunda. Este breve intercambio de palabras es común entre amigos y conocidos que se cruzan y saludan con uno o dos clichés. Estos ya son parte de la vida, y con ellos saturamos oraciones y párrafos. Pero cuando este es en esencia la clase de comunicación entre dos personas, sus relaciones se quedan en un nivel bien superficial. A veces la verbosidad también está llena de datos y opiniones. Puedes ser capaz de utilizar palabras profundas, pero aún te escondes detrás de tus propias y elocuentes palabras. Solo cuando se exteriorizan sentimientos y emociones sinceros uno puede conocer, amar y ayudar a la persona. A menudo, los patrones de comunicación superficial se vuelcan también en nuestras pláticas con Dios. Esto es muy triste. Muy fácilmente nos deslizamos sobre líneas muy trilladas que hemos recitado por décadas, o rápidamente lanzamos a Dios uno o dos clichés y lo llamamos oración. No hay duda alguna de que Dios escucha y comprende estos intentos débiles, pero cuando limitamos la profundidad de nuestra comunicación, nos volvemos superficiales en nuestra relación con Dios. No obstante, Él nos conoce y quiere tener una comunicación sincera con nosotros. Los verdaderos adoradores que Dios busca confiesan sus pecados, expresan sus dudas y temores, piden ayuda a Dios en tiempos difíciles, lo alaban y adoran. Son creyentes que claman a Dios desde las profundidades de la desesperación, o que le cantan con gran celebración.

Pero ya sea que estén en medio del regocijo o en medio de la desesperación, siempre los notarás expresándole con sinceridad a Dios sus sentimientos. A lo largo de la historia los creyentes han buscado en el Libro de libros el alivio que necesitan durante los momentos de lucha y aflicción. Así, han subido de las profundidades de la desesperación hacia nuevas cimas de gozo y alabanza al descubrir el poder del amor y del perdón eterno de Dios. Permite que la sinceridad te guíe en una relación más genuina y profunda con Dios.

Pensamiento del día:

A menudo, los patrones de comunicación superficial se vuelcan también en nuestras pláticas con Dios.