Vamos a dar lectura al texto citado, incluyendo el contexto. Se encuentra en Mateo 20:20-28. La Biblia dice: Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,  postrándose ante él y pidiéndole algo.

Mat 20:22  Entonces Jesús respondiendo,  dijo:  No sabéis lo que pedís.  ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber,  y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron:  Podemos.

Valiéndose de su madre, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, hicieron conocer al Señor Jesús su deseo de ocupar los lugares de privilegio en el reino que el Señor Jesús había anunciado. Sentarse a la derecha y a la izquierda del Rey significaba ser las personas de mayor confianza del Rey. Ante el pedido, el Señor Jesús comienza por señalar que Jacobo y Juan, no sabían lo que estaban pidiendo. Claro, ellos veían solamente el poder, la fama, la gloria, pero no sabían que no hay gloria sin humillación, no sabían que la cima del poder está precedida del profundo valle de la humillación. Por eso el Señor Jesús hizo la pregunta a Jacobo y Juan: ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? El vaso del cual habla el Señor Jesús, se refiere al vaso de la ira de Dios. Esto lo sabemos porque hablando del inminente castigo que estaba por recibir a causa de pecado del hombre, en lo que se llama la pasión de Cristo, lo cual incluye todo lo que soportó antes, durante y después de su crucifixión, el Señor Jesús dijo lo que registra Mateo en su Evangelio en el capítulo 26 versículo 39 donde dice: Yendo un poco adelante,  se postró sobre su rostro,  orando y diciendo:  Padre mío,  si es posible,  pase de mí esta copa;  pero no sea como yo quiero,  sino como tú.

El bautismo del cual habló el Señor Jesús se refiere a la inmersión del Señor en el sufrimiento. El verbo bautizar significa sumergir o introducir. Esto queda confirmado por lo que dice Lucas 12:50, texto en el cual, hablando de su pasión en la cruz, el Señor Jesús dijo: De un bautismo tengo que ser bautizado;  y  ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!

Queda claro entonces que la gloria y el honor son el resultado de la humillación. Tal vez sin meditar mucho en lo que estaban diciendo, Jacobo y Juan dijeron al Señor Jesús que estaban dispuestos a saborear la humillación y el sufrimiento con tal de obtener lo que deseaban tan profundamente. Esta fue la razón para que el Señor Jesús les anuncie que conforme a su propia decisión, Jacobo y Juan van a ser humillados y van a sufrir, pero aun así, no es potestad del Señor Jesús el asignar los puestos de mayor honra, poder y gloria en su reino, sino que esta potestad la tiene Dios el Padre y Él ya ha escogido a quienes los va a dar. El Nuevo Testamento registra que en lo que tiene que ver con Jacobo y Juan se cumplió lo que el Señor Jesús les dijo. En cuanto a Jacobo, murió a espada y en cuanto a Juan fue desterrado a la isla de Patmos. Se cumplió lo que el Señor Jesús les anunció.