Para responder, permítame leer uno de los pasajes en los cuales se manifiesta esto. Se encuentra en Mateo 12:38-41. La Biblia dice: Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos,  diciendo:  Maestro,  deseamos ver de ti señal.El respondió y les dijo:  La generación mala y adúltera demanda señal;  pero señal no le será dada,  sino la señal del profeta Jonás.  Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches,  así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación,  y la condenarán;  porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás,  y he aquí más que Jonás en este lugar.

Los más acérrimos enemigos del Señor Jesús eran algunos, no todos, de los escribas y de los fariseos, quienes de antemano ya habían decidido rechazar al Señor Jesús, como el Cristo, el Mesías de Israel. Sin embargo, por pura curiosidad, algo típico en los judíos incrédulos de ese tiempo, querían ver al Señor Jesús haciendo alguna señal sobrenatural. El Evangelio según Lucas, dice que estas personas en realidad estaban pidiendo señal del cielo. Esto significa algo que tenga proporciones astronómicas, algo que realmente llame la atención. No es que estas personas estaban diciendo dentro de ellas: Si hace algo espectacular voy a creer en Él, porque el Señor Jesús ya había hecho abundantes milagros para que todos crean en él, pero estas personas le rechazaron, lo que estas personas en realidad querían es divertirse. Veían al Señor Jesús como artista de circo haciendo cosas para entretener a la gente. El Señor Jesús sabía muy bien sobre esto, porque Él es Dios y sabe lo que hay en el corazón de todo hombre, y por eso les dijo esas palabras tan duras: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Cuando el Señor Jesús habla de la generación mala y adultera se está refiriendo al deplorable estado espiritual de algunos de aquellos escribas y fariseos, los que de antemano ya habían rechazado al Señor Jesús como el Cristo, o el Mesías. Para ellos, no habrá señal del cielo, sino señal de las Escrituras. La señal del profeta Jonás quien estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. La señal apuntaba a su muerte y resurrección. Era la señal más contundente para indicar que el Señor Jesús es el Cristo, el Mesías de Israel. Sin embargo, aún esta señal no hizo que aquellos escribas y fariseos incrédulos reconozcan que el Señor Jesús es el Cristo. Las señales, por más maravillosas y espectaculares que sean no tienen la virtud de transformar a las personas. Lo que transforma a las personas y produce la conversión es la palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, pero es el pecador quien tiene que dejar que su voluntad actúe para recibir al Señor Jesucristo como su Salvador.