¿Puede un genuino creyente llegar a suicidarse? Algunos afirman que un creyente genuino jamás puede suicidarse. Al respecto, debo decir que el suicidio es un pecado, porque niega varias cosas con relación a Dios. Niega la soberanía de Dios, por cuanto Dios es el único que tiene soberanía sobre la vida del hombre. Él es quien da y quien quita la vida. Niega el poder de Dios, porque la persona que se suicida piensa que no hay ninguna solución posible a su situación y Dios dice que nada es imposible para Él. Niega las promesas de Dios, porque la persona que se suicida pone en tela de duda cantidad de promesas de Dios según las cuales Dios es capaz de sostenernos aún en las circunstancias más difíciles que podríamos imaginar. Niega los propósitos de Dios, porque la persona que se suicida piensa que Dios se ha equivocado al permitir que esté pasando por esa situación difícil, pero todo lo que tiene que soportar el creyente tiene su propósito.

El suicidio niega todas estas cosas y por eso es pecado. Si admitimos que un genuino creyente no puede suicidarse, tendríamos entonces que admitir que un genuino creyente no puede pecar, algo contrario a la Biblia porque la Biblia, hablando de genuinos creyentes afirma en 1 Juan 1:8 que si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Por otro lado, ¿Puede un genuino creyente perder su salvación? Según algunos, el pecado de suicidio hace perder la salvación. Ponen a Judas Iscariote como ejemplo. Judas Iscariote se suicidó y el Nuevo Testamento dice que se fue a su lugar, entendiéndose esto, en el sentido del castigo eterno en fuego. Al respecto debo decir que Judas Iscariote jamás fue creyente. Judas Iscariote fue un apóstata, alguien que externamente parecía creyente, pero interiormente no lo era. En algún momento se manifestó lo que realmente era y vendió al Señor Jesús por el precio de un esclavo. Más tarde sintió remordimiento por lo que había hecho, no arrepentimiento, y fue y se suicidó. Una vez muerto, recibió el castigo de su pecado. El caso de Judas Iscariote no es el de un creyente que pierde su salvación por suicidarse. El suicidio no es el pecado imperdonable como afirman otros. Judas Iscariote no recibió condenación por suicidarse, sino porque jamás puso su fe en Cristo Jesús como su Salvador.

El pecado imperdonable es la incredulidad, no el suicidio. Lo que dice la Biblia es que el momento que una persona recibe por la fe al Señor Jesucristo como Salvador, es eternamente salva. Note lo que dice  Romanos 8:38-39 dice: Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,

Rom 8:39  ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Mi convicción es, por tanto, que un genuino creyente jamás puede perder su salvación. Siendo así, estoy obligado a concluir que un genuino creyente que se suicida no pierde su salvación. Esto por supuesto no es para alentar a los creyentes, ni a nadie, a que se suiciden, porque insisto, el suicidio es pecado y ofende a Dios, pero existe la posibilidad no deseada, que un genuino creyente, tal vez padeciendo problemas mentales, tome su vida en su propia mano. Que el Señor nos libre de algo así.