La venida de Cristo para arrebatar a su iglesia está a la puerta. Podría ocurrir en este mismo instante. No existe ninguna profecía que tenga que cumplirse para que venga el Señor Jesucristo a las nubes a llamar a los que somos suyos. Se dice por tanto que el arrebatamiento de la iglesia es inminente. Cuando ocurra el arrebatamiento, los creyentes, estén vivos o estén muertos, seremos arrebatados y pasaremos a estar con el Señor Jesucristo para siempre, pero los incrédulos se quedarán en la tierra para sufrir siete años de tribulación en los cuales Dios derramará su justa ira sobre el mundo incrédulo.

La Biblia nos muestra la actitud que debemos tener los creyentes ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatar a su iglesia. Después de enseñar acerca del arrebatamiento de la iglesia, note lo que dijo el apóstol Pablo según 1 Tesalonicenses 4:18. La Biblia dice: Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Esto es justamente lo que me gustaría hacer en su caso. Quiero alentarle ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatarnos. Dice que está temeroso porque no se siente listo para ese magno acontecimiento. Le sugiero que lo mire de otra manera. Cambie ese temor en seguridad. ¿Cómo? Pues preparándose, conociendo más de la Biblia, orando más, venciendo más el pecado, hablando más de Cristo a otros, sirviendo más al Señor en su casa, en su trabajo, en la iglesia local donde se congrega. El temor que siente ante la inminente venida de Cristo se debe a que está flojo en su relación con el Señor.

Mejore su relación con el Señor y verá como Dios pondrá gozo en su corazón con tan solo pensar que la venida de Cristo por su iglesia está a la puerta. Cuando yo era niño, había veces que mi papá y mamá me dejaban sólo en la casa en compañía de mis hermanos. Como es propio de los niños, había ocasiones en que nos peleábamos entre nosotros o simplemente yo hacía algo que mis padres expresamente me habían prohibido. Cuando eso pasaba, me invadía temor ante la cercanía de la hora de regreso de mis padres. Yo sabía que cuando ellos lleguen me tomarían cuentas de mi mal comportamiento y eso me hacía sentir miedo. Pero cuando me portaba bien y obedecía todo lo que ellos me habían dicho, no tenían ningún temor al regreso de mis padres, más bien me sentía alegre porque sabía que mis padres me traerían algún regalo y si no, la sola presencia de ellos en la casa era motivo suficiente para estar alegre. Así mismo es con Cristo. Si uno no está en buenas relaciones con él, produce temor la inminencia de su venida, pero si uno está en buenas relaciones con él, se siente gozo al saber que está pronto a venir. Así que, le aconsejo que fortalezca su relación con el Señor viviendo en santidad, y le aseguro que su temor se transformará en seguridad.