Leamos el texto en Génesis 4:3-8. La Biblia dice: Y aconteció andando el tiempo,  que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas,  de lo más gordo de ellas.  Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya.  Y se ensañó Caín en gran manera,  y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín:  ¿Por qué te has ensañado,  y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres,  ¿no serás enaltecido?  y si no hicieres bien,  el pecado está a la puerta;  con todo esto,  a ti será su deseo,  y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel:  Salgamos al campo.  Y aconteció que estando ellos en el campo,  Caín se levantó contra su hermano Abel,  y lo mató.

Cuando llegó el tiempo de hacer las ofrendas, el texto dice que Caín trajo del fruto de la tierra, una ofrenda a Jehová. Por su lado Abel trajo también su ofrenda, la cual consistía en lo primogénito de las sus ovejas, esto significa la mejor oveja, de lo más gordo de ellas. Dice el texto que miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. La pregunta sería: ¿Por qué Dios miró con agrado a Abel y su ofrenda y no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya? Muchas razones se han sugerido, pero la más convincente es porque Abel se sujetó a lo que Dios había ordenado mientras que Caín hizo lo que a él le pareció lo mejor. En el fondo es cuestión de creer a Dios o no creer a Dios. Abel creyó a Dios y en consecuencia hizo lo que Dios pidió. La acción de Abel es figura de la salvación por gracia por medio de la fe. Somos salvos cuando recibimos por la fe en Cristo quien derramó su sangre en lugar de nosotros. La acción de Caín es figura de la salvación por medio de las obras. Todos los que piensan que pueden ser salvos por medio de sus buenas obras, cometen el mismo error de Caín y esto no agrada a Dios.

El texto prosigue diciendo que, en lugar de reconocer su pecado, Caín se ensañó en gran manera y decayó su semblante. Esto significa que lejos de arrepentirse de su pecado, Caín se llenó de rebeldía y odio contra Dios. A pesar de esto, Dios quería dar una oportunidad a Caín para que se arrepienta y con amor le dijo: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿No serás enaltecido? En otras palabras: Caín, reconoce tu error y haz lo que es correcto y tu ofrenda será aceptada. Dios dijo además: Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Esto significa que, si Caín persiste en desobedecer a Dios, el pecado aprovechará de esta rebeldía y lo atrapará para hacer con él lo que quiera. Caín estaba ante la disyuntiva. Reconocer su error y enmendarlo o persistir en su error y llegar a ser un esclavo de su propio pecado. Lamentablemente Caín escogió lo segundo. Por eso el texto prosigue diciendo que Caín engañó a su hermano Abel haciéndole una invitación a salir al campo. Mientras estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.